De acuerdo con el último boletín sobre esa enfermedad en Brasil, hasta el 15 de noviembre se habían registrado 1.364 casos, entre ellos 71 “importados” de personas que viajaron a países como República Dominicana, Haití, Venezuela, islas del Caribe y Guayana Francesa, y 1.293 autóctonos, es decir de pacientes que no hicieron ningún viaje al extranjero.
Del total de casos, 125 fueron confirmados en laboratorio y los otros 1.239 por criterios clínico-epidemiológicos, es decir por un examen médico que tiene en cuenta los síntomas y los vínculos del paciente con personas que ya contrajeron la enfermedad.
De los casos autóctonos, 531 se presentaron en Oiapoque, municipio amazónico en la frontera con Guayana Francesa y en donde se registró a mediados de septiembre el primer caso de contagio directo en el país.
Otros 759 casos autóctonos tuvieron lugar en Feira de Santana y Riachao do Jacuípe, municipios en el estado de Bahía (noreste) , dos en Matonzinhos y Pedro Leopoldo, ciudades del estado de Minas Gerais (centro) , y un último en Campo Grande, la capital de Mato Grosso do Sul.
Brasil registró el primer caso autóctono de la enfermedad en septiembre y desde entonces la chikunguña viene creciendo progresivamente.
Los 1.364 casos confirmados en el último boletín prácticamente doblan los 789 registrados a finales de octubre y cuadruplican los 299 contabilizados a mediados de octubre.
El virus de chikunguña es transmitido por el mosquito “ aedes aegypti ” , el mismo del dengue, que es endémico en Brasil y en zonas tropicales de América Latina.
Los síntomas, que aparecen normalmente después de un período de incubación de tres a siete días, son fiebre, dolor fuerte en las articulaciones, dolor de cabeza y erupciones cutáneas, que se pueden agravar con vómitos y diarrea.
La fiebre es originaria de África pero en 2013 se registraron los primeros casos autóctonos en países de América.