“Ha confesado el crimen. El juez adicional del distrito y de Sesiones Shazib Saeed le sentenció ayer a cadena perpetua, que es igual a 25 años de prisión, tras encontrarle culpable de profanar las sagradas escrituras”, dijo Muhammad Arif, un portavoz de la comisaría de Lahore (este).
La madrugada del 5 de mayo de 2006 Zulfiqar Ali prendió fuego a unos papeles que contenían versos coránicos cuando estaba sentado en la orilla de un canal en Lahore. El portavoz, adjunto al departamento policial de Tribunales, añadió que la Justicia paquistaní también requisó todos sus bienes muebles e inmuebles.
La dura ley antiblasfemia vigente en Pakistán fue establecida en la época colonial británica para prevenir choques religiosos, pero en la década de 1980 varias reformas auspiciadas por el dictador Zia ul Haq favorecieron el abuso de esta norma. En la práctica, esta legislación se usa contra las minorías religiosas y establece penas de cárcel e incluso la pena de muerte, aunque nadie ha sido ejecutado por ello.
Los intentos de reforma de la ley a lo largo de los años han chocado con la resistencia de integristas islámicos. En 2011, el gobernador de la provincia de Punyab, Salman Taseer, y el ministro cristiano de Minorías, Shahbaz Bhatti, fueron asesinados por oponerse a esta legislación y pedir su reforma.