Ana María Cardona, de 56 años, está acusada del asesinato en primer grado de su hijo Lázaro Figueroa, de tres años, quien fue hallado sin vida y con señales de maltrato en unos arbustos de una vivienda de Miami Beach (Florida).
La primera condena de culpabilidad y sentencia (1992) fue revocada porque los fiscales no revelaron evidencia clave a la defensa, mientras que la segunda (2011) fue anulada por declaraciones impropias hechas por fiscales durante la presentación de los alegatos finales.
En este tercer juicio la Fiscalía insistirá en destacar la “horrenda” agonía que padeció el menor, que presentaba en el momento de su muerte desnutrición, fractura de huesos y heridas infectadas, entre otros abusos físicos.
Entre tanto, los abogados de Cardona basarán la defensa en culpar de la muerte de Figueroa a Olivia González, quien era la pareja de la acusada.
González, testigo clave de la Fiscalía en el primer juicio, confesó que Cardona torturó al niño y admitió que ella misma le había golpeado, aunque agregó que fue la madre quien propinó el golpe fatal al menor con un bate de béisbol. González fue hallada culpable de asesinato en segundo grado, condenada a 20 años de prisión y liberada en 2008.
La Policía denominó el caso “Baby Lollipops”, por el letrero de una camisa que el niño llevaba puesta cuando fue encontrado muerto.
En este tercer juicio, la Fiscalía no está solicitando la pena de muerte para Cardona, quien argumenta que se trató de un accidente.
En caso de ser hallada culpable enfrentará una pena de cadena perpetua.