En un día con cielo plomizo, los restos mortales de la ex primera ministra conservadora (1979-1990), que falleció el pasado día 8, son llevados en un armón de artillería tirado por seis caballos, escoltado por militares de las tres fuerzas armadas.
Algunas de las principales arterias del centro de la capital británica han sido cerradas al tráfico mientras los curiosos se agolpan a lo largo del recorrido y aplauden a su paso, vigilados por una fuerte presencia policial, alrededor de 4.000 agentes, ante el riesgo de protestas.