Esa decisión supuso el asesinato en las cámaras de gas de miles de personas
Se calcula que alrededor de 21.000 personas de esta etnia (de las cerca de 23.000 que fueron confinadas en Auschwitz) perdieron la vida en este campo de concentración.
Representantes de colectivos gitanos de Polonia, Rumania, República Checa y otros países de la región depositarán ofrendas de flores para recordar a las víctimas del Holocausto gitano.
En diciembre de 1942, las autoridades nazis decidieron la detención de todos los gitanos del Reich y de los territorios ocupados, y días después ordenaron su confinamiento en campos de concentración con lo que oficialmente comenzó el exterminio de los gitanos europeos.
Algunas semanas más tarde, el primer “cargamento” de sinti y roma, las dos grandes familias gitanas centroeuropeas, llegó hasta Auschwitz-Birkenau, localizado en el pueblo polaco de Oswiecim, donde gitanos de 14 naciones diferentes sufrieron la barbarie nazi hasta la liberación del campo.
Se estima que en Auschwitz más de un millón de personas perdieron la vida, en su mayoría judíos pero también eslavos, partisanos polacos, sacerdotes católicos, homosexuales y gitanos.
Lo cierto es que el pueblo gitano estuvo en el centro de mira del Tercer Reich desde que los nazis llegaron al poder, con multitud de normas que inicialmente les obligaron a registrarse o limitaban los movimientos de una minoría tradicionalmente nómada, y que desembocarían en confinamientos, asesinatos masivos y deportaciones.
En Polonia, miles de gitanos fueron enviados a campos de concentración, aunque otros acabarían sus días entre los muros de guetos como el de la ciudad de Lódz (centro del país), donde llegaron a ubicarse hasta 5.000 roma.
Desde el 26 de febrero de 1943 hasta el 21 de julio 1944 llegaron a Auschwitz-Birkenau cerca de 23.000 gitanos, entre ellos muchas mujeres y niños, aunque esta cifra no incluye a los más de 1.700 provenientes de Bialystok (este de Polonia), que no quedaron inscritos en el campo, ya que fueron inmediatamente trasladados a las cámaras de gas ante la sospecha de un brote de tifus.
La mayoría de presos de esta etnia murió a consecuencia de enfermedades, como el propio tifus y otras provocadas por el hambre extrema o la ausencia de higiene, especialmente los niños deportados y los nacidos en el campamento. Otros sufrieron los experimentos médicos nazis, como comprobar los efectos en organismos debilitados de beber regularmente agua de mar.