Según los expertos, estos bombardeos buscan impedir a cualquier precio la expansión del EI en la provincia septentrional de Alepo en detrimento de los rebeldes, enemigos a su vez del régimen de Bashar al Asad y de esta organización extremista.
En sus inicios, el 23 de septiembre, los ataques aéreos iban dirigidos a bastiones del EI o a lugares de combate entre las fuerzas kurdas y los yihadistas.
Pero, este domingo, la coalición dio apoyo aéreo por “primera vez” a “grupos no kurdos en su combate contra el EI en Siria” , afirmó a la AFP Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) .
Según la organización, “un avión de la coalición lanzó cuatro ataques contra posiciones del EI en Suran” , localidad rebelde capturada por los yihadistas hace una semana.
El EI pretendía hacerse con el control de la localidad de Aazaz, cerca de un paso de provisiones de los rebeldes desde Turquía.
“Los bombardeos, que dejaron ocho muertos, entre ellos un jefe del EI, pueden considerarse como un apoyo a los rebeldes incluso, si entre estos últimos, se incluye al Frente al Nosra, la rama siria de Al Qaida”, afirma Rahman.
“Esto puede interpretarse como un apoyo indirecto a Al Qaida”, agregó.
Aunque Al Nosra está en la lista de “organizaciones terroristas” de Washington, el director de la oenegé apuntó como posible causa a que “Estados Unidos habría tomado la decisión de impedir que el EI llegue a Aazaz”.
En la provincia de Alepo, “Al Nosra constituye una pequeña parte de las fuerzas rebeldes que combaten al EI” y que engloban al Ejército Sirio Libre, es decir, la rebelión moderada apoyada por Washington y Riad, precisó Thomas Pierret, especialista de islam contemporáneo en la universidad de Edimburgo.
En Twitter, simpatizantes del EI expresaron su furor tras los bombardeos, acusando a los rebeldes de ser “espías” de Estados Unidos y de colaborar con “la coalición cruzada”.
El conflicto en Siria oponía al principio al régimen contra los rebeldes laicos e islamistas, antes de la llegada de numerosos grupos yihadistas, especialmente el Estado Islámico, que en la actualidad controla extensos territorios en el país y en el vecino Irak.
En otro frente del conflicto, en el noreste, el ejército sirio expulsó a los yihadistas del EI de las inmediaciones de Hasaka, capital de la provincia del mismo nombre que el grupo intenta conquistar desde el 30 de mayo, según el régimen y el OSDH.
“El EI, que se encontraba desde el jueves en la entrada sur de la ciudad, se vio obligado a retirarse dos kilómetros” a causa de los combates, informó el OSDH.
Paralelamente, y tras haberse mantenido al margen de la batalla, las fuerzas kurdas empezaron a combatir el sábado por la noche contra el grupo extremista pero en los alrededores de sus cuarteles, en el oeste de la ciudad.
“La implicación de los kurdos se produce después de las críticas de los dignatarios de la ciudad” relativas a su inacción, precisó Rahman.
Los combates dejaron al menos 119 muertos: 71 soldados y milicianos leales al régimen y 48 combatientes del EI, incluidos 11 kamikazes que se inmolaron en coches bomba contra posiciones del régimen.
Una eventual caída de Hasaka daría al EI el control de una segunda capital provincial después de Raqa (norte), su bastión.
En Irak, el EI reivindicó un atentado con coche bomba contra restaurantes de una ciudad al norte de Bagdad que dejó unos 15 muertos y 37 heridos, según fuentes policiales y locales.
Y, en el norte del país, las fuerzas gubernamentales ganaban terreno al grupo extremista en la ciudad de Baiji, que intentan conquistar por segunda vez.