Entre manifestaciones y reclamos de justicia, el gremio periodístico, amigos y familiares despidieron la noche del martes al periodista Javier Valdez, asesinado el lunes luego de que días atrás expresara al diario para el que trabajaba que había sido amenazado.
Valdez, de 50 años, fue acribillado el lunes en Culiacán, capital del estado de Sinaloa (noroeste) , cerca de las oficinas de Ríodoce, semanario que fundó en 2003. Desde hace más de una década era colaborador de la AFP y corresponsal del diario La Jornada.
Fue un adiós multitudinario en una funeraria de Culiacán, donde enormes coronas de flores blancas y rojas fueron colocadas a un lado féretro.
Los restos del periodista fueron cremados al atardecer para luego ser trasladados por sus familiares a un cementerio de la ciudad. “La gente iba y venía” , comentó a la AFP conteniendo por momentos el llanto un periodista que prefirió reservarse su nombre.
La fiscalía de Sinaloa informó que investiga los posibles móviles del crimen en medio de reclamos dentro y fuera de México para que este asesinato no quede impune.
Una línea es “un presunto robo del vehículo” del periodista “y otra línea de investigación que se consigna de manera primordial en nuestras hipótesis es precisamente derivada de la labor periodística de Javier Valdez” , dijo el fiscal de Sinaloa, Juan Ríos, en el programa Aristegui Noticias.
Si bien familiares de Valdez y la fiscalía señalaron el lunes que no tenían conocimiento de posibles amenazas en su contra, La Jornada aseguró este martes que había expresado preocupación por su seguridad.
“En semanas recientes recibió amenazas de un calibre diferente al acostumbrado” , reveló el diario al señalar que Valdez viajó hace 15 días a la capital para entrevistarse con directivos del rotativo y del Comité para la Protección de Periodistas.
“Le propusieron salir del país durante una temporada (...). Se estaban analizando los detalles para dar ese paso. Los gatilleros le ganaron la carrera” , añadió el diario.
Organismos defensores de la libertad de expresión han criticado duramente las investigaciones de asesinatos de periodistas pues 99% están sin resolver y en contados casos se ha castigado sólo al autor material sin que se esclarezca el móvil del delito.
Desde 2000 han sido asesinados más de 100 periodistas en México, de los cuales 11 en 2016, una cifra récord. Este año suman ya cinco reporteros asesinados, además de un escritor que tenía un programa radial de poesía.
Valdez era uno de los cronistas más reconocidos sobre el narcotráfico y crimen organizado, con varios libros que le valieron premios internacionales.
“¿Qué nos indigna? Que Javier se convierta solo en otra cifra de las estadísticas, otra víctima de la impunidad” , reclamaba un locutor de una radio local de Culiacán.
El pesar era generalizado en su ciudad natal. Un centenar de personas se reunieron por la noche en la catedral de Culiacán. Su rostros expresaban incredulidad, enojo, pesar.
Decenas de coronas de flores se apilaban en las escalinatas del recinto religioso, en cuyo exterior fue colocado un cartel que denunciaba: “Un periodista ASESINADO es una voz menos para el pueblo. Javier Valdez Cárdenas” .
Valdez dedicó gran parte de sus casi tres décadas de carrera a investigar a los cárteles, en especial el de Sinaloa, que era encabezado por el sanguinario Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Siempre fue consciente del peligro que corría, pero nada le detuvo. Decía que en Culiacán “es peligroso estar vivo” o que “hacer periodismo es caminar sobre una línea marcada por los malos que están en el narcotráfico” .
“Matar sin piedad, con impunidad ¿hasta cuándo?” , se preguntó Ríodoce. “Impunidad asesina” , tituló La Jornada su editorial. “Matar a un periodista, a una mujer, a un defensor de los derechos humanos (...) se ha vuelto una actividad de muy bajo riesgo” porque “la determinación de hacer justicia es meramente declarativa” , lamenta el diario.
En el Ángel de la Independencia, emblemático monumento de la capital mexicana, pintaron las palabras “Nos están matando” y denunciaron que “la situación de vulnerabilidad de la prensa es insostenible” .
Al caer la noche, decenas de periodistas se dieron cita ante la secretaría de Gobernación (Interior) para rendir un homenaje a Valdez y reclamar garantías de seguridad al gobierno.
El asesinato de Valdez redobló la presión sobre el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, quien el lunes ordenó una “investigación de este indignante crimen” .
La noticia tuvo alcance internacional con condenas de la Unión Europea (UE) , Francia y organismos internacionales, que reclamaron al unísono una investigación eficaz para castigar a los responsables.