“La situación es crítica y se han destruido varios tramos de pasarelas, llevará meses la reconstrucción”, dijo a la AFP el guardaparques Fabián Sosa, jefe del Centro Operativo Cataratas.
Las lluvias que afectaron el litoral de la provincia de Misiones (noreste argentino) en los últimos días provocaron una inusual crecida de los ríos Paraná e Iguazú que alimentan los majestuosos saltos de las cataratas, que Argentina comparte con Brasil.
“Tenemos hoy (martes) un caudal de 47.000 metros cúbicos por segundo cuando lo normal son 8.000”, explicó Sosa.
El salto más visitado, la imponente Garganta del Diablo, de 80 metros, debió ser clausurado al igual que los circuitos superior e inferior del paseo, que comprenden 275 saltos de agua, visitados por unos 13.000 turistas a diario en temporada alta (de abril a septiembre).
“Ni siquiera es posible ver el mirador de la Garganta porque está tapado por el agua, no sabemos si soportará la presión o si ya está destruido, habrá que esperar que baje la crecida para evaluar los daños, pero llevará por lo menos dos meses la reconstrucción”, estimó el guardaparques.
La crecida “se llevó al menos tres tramos de pasarelas de entre 8 y 10 metros cada uno y varias columnas de soporte”.
Se trata de la mayor crecida de los últimos 16 años luego de la de 1998, cuando el agua arrasó con gran parte de las pasarelas y rampas de acceso.
El director regional de Parques Nacionales Andrés Bosso aseguró que la deforestación es la causante del fenómeno.
“Tenemos apenas 8% de la superficie originaria, hemos destruido la forestación en un 92% de la superficie y lo estamos pagando de esta manera”, dijo.
Según los reportes oficiales, la crecida alcanzó su pico el lunes y se espera que a partir de esta noche comiencen a bajar las aguas.
Las Cataratas del Iguazú fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco e incluidas en 2011 en la nómina de las siete maravillas naturales del mundo.