Eso anunciaron expertos citados por la agencia oficial Xinhua.
Diez divisiones administrativas en zonas no costeras del país manejaban planes de desarrollo de reactores nucleares, aunque el accidente nuclear de 2011 en la vecina Japón detuvo muchos proyectos atómicos en China, especialmente en esas regiones del interior, donde el riesgo de seísmos suele ser mayor que en la costa.
El desbloqueo de estas obras podría confirmarse oficialmente con la publicación del XIII Plan Quinquenal, la hoja de ruta económica para China entre 2016 y 2020, que se presentará en el próximo plenario del Partido Comunista (posiblemente en octubre) y debería aprobarse en la sesión anual del Legislativo, en marzo.
La segunda economía mundial, que en lo que va de siglo ha emprendido una amplia estrategia de diversificación de sus fuentes energéticas, planea que sus centrales nucleares tengan una capacidad instalada de producción eléctrica de 58 millones de kilovatios.
Informes de la Academia China de Ingeniería, ligada al Gobierno, ya han recomendado la reanudación de proyectos en zonas centrales del país, argumentando que el rápido crecimiento económico en ellas exige mayor abastecimiento energético.
Junto a la reanudación, y para atender el aumento de la preocupación por la seguridad de la energía nuclear que provocó el desastre de Fukushima, se creará un equipo nacional de emergencia y rescate, compuesto por unos 320 efectivos, con el fin de hacer frente a posibles accidentes.
China ya reanudó el mes de enero en la provincia costera oriental de Shandong la construcción de la central nuclear de la bahía de Shidao, que será la mayor del país asiático y cuyas obras se interrumpieron temporalmente a consecuencia del desastre de Fukushima.
Actualmente China es un importador neto de uranio (unas 17.000 toneladas anuales), principalmente de Kazajistán, Uzbekistán, Namibia y Australia.