En lo que va de año, esta variante del virus ha causado la muerte de 23 personas en regiones del sur y este de China -las más afectadas hasta el momento-, además de una en Pekín, mientras el número de contagios es incierto y oscila entre los 100 y 120, según las fuentes.
Entre los cinco nuevos contagios se encuentra un criador de pollos de 73 años del distrito de Huairou de Pekín, quien se encuentra en estado crítico, según publica hoy la prensa local. El anciano, que ha estado en permanente contacto con aves, acudió al médico el día 30 de enero y este miércoles fue diagnosticado del virus.
Este es el segundo caso de contagio que se registra en la capital este año, después de que otra persona se infectara en enero y muriera al poco tiempo.
Además, otros dos nuevos casos se registraron en la región oriental de Jiangsu, una de las más afectadas, un hombre de 66 años, quien compró dos pollos vivos y luego los cocinó antes de enfermar, y otro de 63, quien crió aves en casa y visitaba habitualmente mercados donde las vendían vivas.
Ambos se encuentran en estado crítico, según confirman las autoridades sanitarias de Jiangsu. Allí, de momento, el número de personas contagiadas asciende a 11, incluido un fallecido.
La provincia central de Henan también ha confirmado el contagio de otra persona esta semana, una mujer de 61 años, quien ya está hospitalizada y que ha elevado el número de casos en esta región a cinco.
En Cantón, sur del país, se localiza el último contagio registrado esta semana, el de una mujer de 36 años, quien ya está siendo tratada.
China lucha desde hace más de un año ya contra esta nueva cepa del virus de la gripe aviar, que el año pasado mató a 45 personas durante la primavera. En el mes de junio de 2013, el número de contagios comenzó a bajar hasta que llegó de nuevo el invierno.
La Comisión Nacional de Salud y Planificación Familiar ordenó la pasada semana que se cerraran todos los mercados de aves vivas en todo lugar donde se detecten casos de H7N9, una medida que se aplicó en 15 ciudades de Zhejiang, en Shanghái, la segunda ciudad más poblada del país, Shenzhen y Hangzhou (sur y este del país).
Ante el temor de que el virus se pueda propagar entre personas, y no sólo con el contacto con aves, las autoridades chinas volvieron a asegurar recientemente que no se ha hallado ninguna prueba de que el virus H7N9 pueda transmitirse de humano a humano, y que la mayoría de los casos han sido aislados.