El reloj instalado sobre un mapa de Bolivia que incluye la región chilena de Antofagasta (norte), fue el regalo del gobierno de Evo Morales a los asistentes de la pasada cumbre del G-77 en Santa Cruz, en referencia a su aspiración de recuperar una salida al mar perdida en una guerra del siglo XIX.
La cónsul general de Bolivia en Chile, Magdalena Cajías, recibió la nota de protesta entregada por el director general de política exterior de la cancillería chilena, Alfredo Labbé.
Bolivia presentó el 15 de abril ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ) los alegatos de su demanda para obligar a Chile a negociar una salida soberana al mar, tras perder su costa frente en la denominada Guerra del Pacífico en el siglo XIX.
Chile argumenta que un tratado que firmó con Bolivia en 1904 puso fin a la guerra y estableció los límites territoriales. Además insiste en que Bolivia cuenta con acceso libre -pero sin soberanía- a los puertos chilenos para poder garantizar su comercio exterior, tal y como fijó el tratado.
“Chile considera que esta sorprendente representación cartográfica constituye un gesto inamistoso hacia nuestro país”, afirmó el miércoles desde Perú el canciller chileno, Heraldo Muñoz.
Chile tiene la opción de presentar sus argumentos ante la demanda o impugnar la competencia de la CIJ antes del 15 de julio. En última instancia, también puede esperar al plazo para presentar la contramemoria, el 18 de febrero de 2015, para impugnar a la corte.
Al margen del proceso judicial, ambos países han desplegado una ofensiva comunicacional para dar a conocer sus posturas.
Chile ha enviado folletos con su visión del contencioso a sus misiones diplomáticas, y Bolivia ha expuesto su demanda en distintos foros multilaterales, entre otras medidas.
Ambos países carecen de relaciones desde 1978 debido a la falta de solución al contencioso marítimo.