En un mundo que de repente se ha vuelto más cerrado, el afán de Chile por buscar alternativas para una región que vive principalmente de la exportación de materias primas encuentra una favorable acogida por parte de los gigantes latinoamericanos: Brasil, México y Argentina.
Chile es un experto en relaciones comerciales. Pionero del desarme arancelario en la década de los ochenta, actualmente tiene firmados 21 tratados de libre comercio con más de 50 países, entre los que figuran las principales economías del mundo: Estados Unidos, China y la Unión Europea.
Y en su condición de presidente pro tempore de la Alianza del Pacífico –que integra junto con México, Colombia y Perú– el país austral está impulsando actualmente dos iniciativas que serán decisivas para saber si las economías emergentes son capaces de hacer frente a las amenazas para el libre comercio que se ciernen sobre ellas.
Una de ellas es una reunión en la ciudad chilena de Viña del Mar para decidir sobre el futuro del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP).
Los doce países firmantes de este acuerdo –que juntos representan el 40% de la economía mundial y casi un tercio de todo el flujo del comercio internacional– han sido convocados a una reunión extraordinaria que tendrá lugar los días 14 y 15 de marzo próximo.
La cita, a la que también está invitado Estados Unidos, tiene por objetivo analizar el nuevo escenario y las alternativas después de que Donald Trump retirara su país del tratado que iba a poner en marcha el mayor bloque económico del mundo. Un portavoz del Departamento de Estado confirmó a Efe que la invitación “ha sido recibida y se está revisando”.
En la reunión de alto nivel está previsto que participen los ministros de Comercio y de Relaciones Exteriores de los doce países firmantes, además de Corea, China –el principal perjudicado si hubiera entrado en vigor el TPP– y Colombia, que no suscribió el acuerdo pero es miembro de la Alianza, la entidad convocante.
La otra iniciativa puesta en marcha por la diplomacia chilena es una cumbre de la Alianza del Pacífico y el Mercosur en abril próximo, para enfrentar al proteccionismo que está afectando a América Latina.
Este domingo, el canciller chileno, Heraldo Muñoz, dijo tras entrevistarse en Santiago con su homóloga argentina, Susana Malcorra, que los países latinoamericanos deben dar una señal clara de cuál es su apuesta: “más apertura, más integración, más inversiones”.
El hecho de que en estos momentos Chile presida la Alianza del Pacífico y Argentina, el Mercosur, favorece el entendimiento entre ambos bloques, a pesar de su diferente visión respecto al libre comercio y el proteccionismo.
“Esta es la oportunidad para hacer un esfuerzo adicional de mayor apertura, de facilitar el comercio, de incrementar las inversiones. La voluntad política está. Ahora hay que aprovecharla”, considera el ministro Heraldo Muñoz, quien expresa además el pleno apoyo de la Alianza del Pacífico a México, el socio más perjudicado por las restricciones comerciales estadounidenses.
“Estamos todos con México en estos momentos difíciles. Siempre lo hemos estado y ahora, más aún. Todo lo que quiera de nosotros se lo vamos a proporcionar”, asegura el canciller de Chile.
La cumbre de ministros de Relaciones Exteriores y de Comercio de la Alianza y el Mercosur para “hacer frente a las actuales presiones proteccionistas” busca avanzar en la convergencia entre ambos mecanismos de integración.
Chile y otros países de la región son conscientes de que las medidas anunciadas por Donald Trump y el proceso del brexit en el Reino Unido constituyen factores de incertidumbre y volatilidad que afectan a la política económica, monetaria y comercial.
Frente a la construcción de muros, revisión de tratados comerciales y alzas de tasas de interés por parte del vecino del norte, ahora más que nunca adquiere vigencia el principio rector de la política chilena para América Latina conocido como “convergencia en la diversidad”, que busca una mayor aproximación entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur.
Si Estados Unidos se fortifica detrás de su frontera, América Latina podría encontrar mayor acomodo para sus productos y servicios en la Unión Europea y en la cuenca asiática del Pacífico, especialmente en China. Las dos reuniones que tendrán lugar en los próximos meses serán cruciales para determinar qué rumbo seguirá la región.