La relación entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y los cárteles mexicanos se da en el tráfico de armas o estupefacientes, pero no en la formación militar de los guerrilleros colombianos al crimen organizado en México, dijeron hoy expertos consultados por Efe.
“En donde estos grupos pueden conocerse es en el mercado ilegal de las armas, por contactos o por fines comerciales, pero en el tema del adiestramiento es un tanto difícil”, consideró el especialista en seguridad nacional y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Javier Oliva.
“Me parece poco viable que se haya dado este adiestramiento, sería más viable explorar la relación comercial que pudieran tener, por ejemplo, en el tráfico de cocaína”, agregó el también profesor de la UNAM y estudioso en temas de defensa Ricardo Ravelo.
Este vínculo quedó probado en diciembre pasado con la detención en Panamá de una banda de narcotraficantes relacionada con las FARC y el cártel mexicano de Sinaloa.
Las declaraciones de los expertos llegan tras la publicación el domingo de un reportaje del semanario Proceso que revela que las FARC entrenaron en la selva colombiana a sicarios de los cárteles de Jalisco Nuevo Generación (CJNG) y de Los Cuinis en el manejo de armamento de alto calibre para contrarrestar ataques militares, citando fuentes estadounidenses de inteligencia.
Dichos funcionarios dijeron desconocer el número exacto de miembros formados en Colombia, aunque estimaron que rondaría los 50.
El entrenamiento habría permitido el 1 de mayo el derribo con un lanzagranadas de un helicóptero militar en el estado occidental de Jalisco por parte del CJNG, un ataque que se saldó con nueve fallecidos.
“No basta que lo sostenga la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA, por su sigla en inglés)”, señaló Oliva, quien consideró que estas afirmaciones podrían afectar el proceso de paz iniciado en 2012 entre las FARC y el Gobierno colombiano.
Aun con ello, los rumores de formación militar rodean el CJNG, pues según publicó recientemente el rotativo The Wall Street Journal citando fuentes oficiales, el grupo recibió adiestramiento de exmiembros de los kaibiles (soldados de élite) de Guatemala, de varios veteranos militares mexicanos y de uno estadounidense.
Asimismo, Oliva explicó que las FARC disponen de armas de alto calibre y que, en sus 50 años de existencia, han hecho uso de la fuerza contra el Estado colombiano en múltiples ocasiones.
Por ejemplo, el pasado 15 de abril un ataque perpetrado por el grupo guerrillero dejó 11 militares muertos.
Según comentaron ambos especialistas, se especula desde hace años sobre el posible vínculo entre cárteles mexicanos y grupos terroristas, como la española ETA o el Ejército Republicano Irlandés (IRA) , pero jamás se ha demostrado que se capaciten entre ellos.
“Los dos viven en el mundo de la ilegalidad, el terrorista y el delincuente. Y por ello pueden tener algún tipo de contacto, pero de ahí al adiestramiento es muy diferente”, zanjó Oliva.
Los dos expertos hicieron una radiografía de la situación actual de los cárteles, que viven un momento de “fragmentación” tras la detención de importantes capos este año como Omar Treviño, del Cártel de Los Zetas, y Servando Gómez “La Tuta”, de los Caballeros Templarios.
A ellos se suma el líder del cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán, arrestado en febrero de 2014
“Estas estructuras originales se están debilitando y hacen surgir otras más locales”, refirió Ravelo.
“No manejan rutas, sino zonas”, apuntaló Oliva, quien señaló que el abatimiento de los criminales “no inhibe la violencia ni disminuye el mercado de drogas”.
Cuestionado sobre la fuerza del CJNG, Ravelo opinó que son otros cárteles, los tradicionales, los que a pesar de su aparente debilitamiento todavía ostentan mayor poder.
Oliva apuntó que, más allá de las detenciones, se deberían controlar los flujos de dinero ilícito y, sobre todo, cortar el acceso a armamento.
“Se nota poco el compromiso estadounidense para frenar el paso de las armas ilegales a nuestro país. Pero la disposición de armas de fuego, sobre todo de asalto poderoso, da (al crimen organizado) capacidad para agredir o repeler las fuerzas de seguridad en un desafío tú a tú”, apuntó.