Caos en Rio por cierre del metro en apertura de JMJ

RIO DE JANEIRO. Rio se quedó sin metro hoy poco antes de una multitudinaria misa en Copacabana, con peregrinos varados en medio del tránsito, al día siguiente de fallas en la seguridad del papa Francisco que permitieron a la gente cercarse su móvil.

El inconveniente en el metro, provocado por un problema eléctrico, dejó a miles de jóvenes varados durante más de dos horas, con peregrinos que intentaban en vano encontrar un taxi libre o sitio en un autobús para llegar a la célebre playa de Copacabana.

De todas formas, 560.000 fieles asistieron a la misa del arzobispo de Rio, Orani Tempesta, con la que se inauguró oficialmente la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), según el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.

La policía estimó la asistencia en unas 400.000 personas.

El papa Francisco, quien llegó el lunes a Brasil, no asistió al evento pero envió un mensaje que fue leído por un joven previo a la misa, en el que pidió que se dejen “atraer por Jesucristo” y se conviertan en “misionarios”.

“Queridos jóvenes, Cristo tiene confianza en ustedes y les encomienda su misma misión: Vayan, hagan discípulos”, escribió el primer papa latinoamericano, de 76 años, en su cuenta Twitter.

Tempesta se dirigió a todos los que “aceptan la mano tendida de la iglesia” y saludó a quienes “creen que un nuevo mundo es posible (...) a todos los jóvenes, incluidos aquellos perseguidos o lastimados por la vida, (...) desempleados, sin familia, que deambulan por las calles o están en prisión”.

Y deseó que todos “participen de un profundo encuentro con Cristo y regresen a sus países como misioneros de una nueva evangelización”.

La organización de la JMJ y la visita del papa son considerados como un test antes del Mundial de fútbol que Rio acogerá en menos de un año y los Juegos Olímpicos de 2016.

“La organización ha sido un poco lío, pero de a poco vamos entrando al sistema” , dijo a la AFP el peregrino argentino Fernando Cila (22)

La llegada del papa a Rio el lunes en un coche que quedó atrapado tres veces durante varios minutos en el tránsito, mientras una multitud en delirio le tiraba regalos por la ventanilla y hasta le tocaba para desesperación de sus guardaespaldas, generó dudas sobre el operativo de seguridad.

Las autoridades admiten errores de comunicación entre diferentes organismos, y la alcaldía de Rio dijo que el conductor del automóvil se equivocó en el recorrido.

La secretaría de Seguridad para Grandes Eventos -dependiente del ministerio de Defensa- sostuvo que el propio papa pidió al chofer disminuir la velocidad para saludar a la gente.

“No hay que dramatizar lo que sucedió. Todo salió bien, nadie fue allí para hacer daño al papa”, indicó Lombardi.

El papa argentino, que defiende una Iglesia cercana a los pobres, está empeñado en tener contacto con el pueblo, y en un trayecto posterior por el centro de la ciudad en un papamóvil semidescubierto aupó a varios niños, estrechó manos y no perdió la sonrisa ni la calma.

“Gracias. Gracias. Gracias a ustedes y a las autoridades por haberme dispensado una acogida tan cálida en tierra carioca”, dijo en otro mensaje en Twitter.

“La visita del papa a Brasil tiene un significado especial porque en Latinoamérica vive el 49% de los católicos, entonces lógicamente este continente es de importancia para la Iglesia católica actual”, comentó a la AFP Iván Esperança Rocha, historiador y especialista en religiones de la Universidad estatal de Sao Paulo.

El lunes de noche, poco después de su reunión con la presidenta Dilma Rousseff en el palacio Guanabara, sede del gobierno estatal de Rio, centenares de manifestantes que protestaban cerca de allí contra el gasto público de 53 millones de dólares que implica su visita y la JMJ fueron dispersados por la policía con gases lacrimógenos y chorros de agua.

Tres personas fueron heridas, incluido un fotógrafo de la AFP que recibió un bastonazo de un policía en la cabeza. Ocho personas fueron detenidas.

En junio, más de un millón de personas tomaron las calles de varias ciudades de Brasil para exigir mejores servicios públicos y protestar contra los millonarios gastos de la Copa del Mundo y la corrupción rampante.

El papa hizo una pausa en su agenda pública el martes. Rezó por la mañana una misa en una capilla de la magnífica residencia del cardenal de Rio en el morro de Sumaré, donde se aloja, rodeada por la selva tropical atlántica, y tomó helado en el desayuno, informó la prensa local.

Francisco tiene previsto visitar el miércoles el mayor santuario católico de Brasil, Aparecida, dedicado a la virgen negra patrona del país, donde las fuerzas de seguridad encontraron el domingo un explosivo de fabricación casera y lo detonaron.

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