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Campos fue proclamado candidato para las elecciones del próximo 5 de octubre en la convención nacional del Partido Socialista Brasileño (PSB) en Brasilia.
En un discurso plagado de críticas a sus dos contendientes, la presidenta Dilma Rousseff y el opositor Aécio Neves, a los que no citó, Campos se posicionó como representante de una “lógica renovadora” y dijo que sus rivales “se cercaron por las viejas elites” y se sirven de “prácticas rancias” que él quiere acabar.
El socialista, exgobernador del estado de Pernambuco (noreste), prometió “retomar el crecimiento sostenido” de la economía, bajar la inflación y los impuestos, acometer “la reforma tributaria que Brasil reclama” y “declarar la guerra a la burocracia”.
Asimismo abogó por dar incentivos a la industria para desarrollar el sector y reducir la dependencia de Brasil de las importaciones de manufacturas.
“No aceptamos la maldición colonial, no nos conformamos con ser el granero del mundo”, manifestó Campos ante centenares de correligionarios.
La convención del PSB también designó como aspirante a vicepresidenta a la ecologista Marina Silva, quien fue ministra de Medio Ambiente en el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y candidata en las elecciones de 2010.
Silva defendió que su candidatura representa una opción para “profundizar” la democracia de Brasil y también levantó la bandera ecologista, reclamando el final del “modelo depredador” de los recursos naturales y la adopción de un sistema basado en el desarrollo sostenible y el respeto al medio ambiente.
Según los últimos sondeos, Campos tiene una intención de voto cercana al 13 %, por debajo de Rousseff, que llega al 38 %, y de Aécio Neves, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que cuenta con un 22% de los apoyos.