El origen del incendio está por determinarse y, según esa fuente, se investigan todas las posibilidades, aunque por el momento no hay indicios de que se trate de un incendio provocado.
El siniestro se desató de madrugada y logró controlarse ya entrada la mañana, con la participación en las tareas de extinción de unos cien efectivos del cuerpo de bomberos.
El pabellón donde dormían los camellos quedó totalmente destruido, lo que causó unos daños materiales estimados en cerca de un millón de euros.
La granja de camellos estaba abierta al público y los visitantes podían desde acariciar los animales a montar sobre ellos.
Asimismo, se ofrecían posibilidades de terapias naturales a través del contacto con esa especie animal, mientras que la leche se vendía a institutos cosméticos y laboratorios.