La mayoría de las mujeres afectadas estaban embarazadas o eran madres de niños de corta edad, lo que les aseguraba su permanencia en el espacio europeo libre de fronteras Schengen, y eran controladas por la banda incluso cuando estaban internadas en centros de acogida, según la Policía.
La investigación policial se inició, precisamente, en el centro de acogida de mujeres inmigrantes de la ciudad sevillana de Utrera, cuando los agentes comprobaron que una decena de jóvenes nigerianas mantenían frecuentes contactos con diversas personas ajenas al centro.
A partir de ese momento, se puso en marcha una laboriosa investigación que ha conducido a la detención de 17 personas, dieciséis de nacionalidad nigeriana y la restante de Uganda, a las que se han intervenido diversos equipos informáticos, teléfonos móviles, diversa documentación de identidad y algunos contratos laborales falsos, y 3.000 euros en efectivo.
El grupo no estaba estructurado de forma piramidal, como suele ser habitual, sino que se trataba de una red heterogénea de personas especializadas en las diferentes fases de la actividad delictiva, desde que empezaba su captación en tierras africanas hasta que ejercían la prostitución en España.
Para obligar a las mujeres a prostituirse, los detenidos no dudaban en atemorizarlas utilizando diversos rituales de vudú, según los investigadores.
Algunos de los miembros de esta red cometieron, además, hurtos y diversas infracciones administrativas, y también obligaban a sus víctimas a delinquir, según la Policía, que indicó que los objetos robados eran enviados a Nigeria.