Shafilea Hamed, de 17 años, fue vista por última vez con vida en septiembre de 2003 y su cadáver fue encontrado en la orilla del río Kent, en el condado inglés de Cumbria (norte), en febrero del año siguiente, en avanzado estado de descomposición.
A finales del año pasado, sus padres, Iftikhar Ahmed, de 52 años, y Farzana Ahmed, de 49, fueron acusados formalmente y procesados por su muerte tras asfixiar a la joven con una bolsa de plástico.
Tras declararles hoy culpables del crimen, el juez Roderick Evans aseguró al imponer la cadena perpetua -lo que supone un mínimo de 25 años- que “su preocupación” por verse avergonzados ante su comunidad “fue mayor que el amor hacia su hija”.
“Ustedes eligieron criar a su familia en Warrington (Cheshire) y, aunque vivían en Warrington, sus actitudes sociales y culturales son las de la Pakistán rural y son esas las que ustedes impusieron sobre sus hijos”, dijo el magistrado.
La pareja siempre ha negado su implicación en la muerte de la joven, que quería estudiar derecho.
“Ustedes se opusieron a que (Shafilea) vistiese ropa occidental y se opusieron a que tuviese contacto con chicos. Se la situó entre dos culturas, la cultura y modo de vida que ella veía a su alrededor y quería adoptar, y la cultura y modo de vida que ustedes querían imponerle”, añadió el juez.
En su declaración al tribunal de Chester (norte de Inglaterra), la hermana de Shafilea, Alesha, de 23 años, dijo durante el proceso que sus padres la empujaron contra el sofá de la casa, le pusieron una bolsa de plástico en la boca y la mataron en presencia de sus otros hijos.
Iftikhar y Farzana Ahmed habían sido detenidos en dos ocasiones, en diciembre de 2003 por secuestro y en 2010 por asesinato.
En ambos casos fueron puestos en libertad, primero por falta de pruebas y después, en 2010, ya bajo fianza.
Una investigación judicial llevada a cabo en 2008 concluyó que la adolescente murió asfixiada.
Este caso ha sido tratado en el Reino Unido como un posible “crimen de honor”, aquel que se realiza contra un pariente que ha causado vergüenza o deshonor a la familia a través de un acto considerado denigrante.