Se trata de la pena máxima que prevé la ley francesa y corresponde a la solicitud de la fiscalía, que consideró que “todos los elementos reunidos durante la investigación convergen hacia él” .
Carlos, actualmente de 67 años, quien reivindica haber matado con su organización a 1.500 personas, de las cuales 80 con sus propias manos, niega sin embargo toda implicación en este atentado con granada cometido en pleno corazón de París, que se saldó con dos muertos y 34 heridos.
Encarcelado en Francia desde que fue capturado en 1994 en una operación del espionaje francés en Sudán, este antiguo activista por la causa palestina purga ya dos condenas a perpetuidad por un triple homicidio en 1975 en París y por cuatro atentados cometidos también en Francia hace treinta años.
“Las víctimas que luchan en medio de una soledad extrema desde hace 40 años obtuvieron justicia hoy”, declaró ante la prensa Georges Holleaux, abogado de 18 de las 30 partes civiles del juicio, entre ellas las viudas de los dos fallecidos.
“Este veredicto es la prueba de que la impunidad no existe a partir del momento en que se lucha. Que lo sepan los autores de crímenes terroristas, las víctimas desde ahora no desistirán nunca”, agregó.
La defensa, que había solicitado que Carlos sea absuelto, considerando que no existe ninguna prueba de su culpabilidad, anunció que recurrirá la sentencia.
“Nos veremos en un año”, lanzó Francis Vuillemin, que defiende a Carlos desde hace 20 años.
En su última declaración antes del veredicto, Carlos, que acostumbra pronunciar largos soliloquios de varias horas, sorprendió al tribunal con un monólogo de apenas treinta minutos en el que trató de desacreditar un proceso “irregular”.
“Los procesos criminales no me resultan extraños”, declaró el venezolano, vestido con una elegante chaqueta negra, de pie detrás de un cristal blindado y acompañado de dos gendarmes, antes de pedir al presidente del tribunal que “tome la decisión correcta”.
“El Chacal”, que se presentó ante la corte como un “revolucionario profesional”, mantuvo la ambigüedad sobre su implicación en este atentado. “Quizás fui yo, pero no hay ninguna prueba”, declaró en tono provocador.
Este juicio se abrió el 13 de marzo al término de una larga batalla legal tras la cual la justicia francesa estimó que la prescripción de diez años quedó interrumpida por procedimientos de la investigación en otros sumarios, que a su parecer están conectados con el atentado de 1974.
La investigación estableció una conexión entre Carlos, ese atentado y una toma de rehenes que comenzó dos días antes en la embajada francesa en La Haya en manos del Ejército Rojo japonés, un grupo armado japonés de extrema izquierda.
La fiscalía cree que Carlos cometió este atentado para doblegar al gobierno francés en plena negociación con los secuestradores de La Haya, que exigían la liberación de uno de sus miembros detenido en el aeropuerto parisino de Orly.
La acusación se basó también en los testimonios de antiguos camaradas del venezolano y en el origen de la granada utilizada en el atentado. Esta última formaba parte del mismo lote que las usadas por los secuestradores de La Haya y que la descubierta en París en el domicilio de la amante de Carlos.
El fiscal citó además una entrevista publicada en 1979 en la revista Al-Watan Al-Arabi en la que Carlos reivindicó el atentado. Para la fiscalía, aunque el acusado negó posteriormente haber dado esa entrevista, en la misma figuraban “explicaciones que el periodista no podía conocer”.