Cadena perpetua a jefe de Sendero Luminoso por atentado que conmocionó a Perú

LIMA. Un tribunal peruano impuso cadena perpetua a 10 dirigentes de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso, entre ellos su jefe histórico Abimael Guzmán, quien ya cumplía prisión de por vida, por un atentado que dejó 25 muertos en Lima en 1992.

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 Los tres jueces del Colegiado A de la Sala Penal Nacional dictaron sentencia al final de una audiencia de seis horas, transmitida en vivo por la televisión, tras 20 meses de juicio por el atentado ocurrido en la calle Tarata, en el distrito limeño de Miraflores.

El tribunal, sin embargo, absolvió a todos los líderes senderistas de los cargos de “tráfico ilícito de drogas” por falta de pruebas.

Con este fallo, Guzmán, de 83 años, acumuló una segunda condena de por vida, que ya cumple desde 1992. Entre los condenados están la esposa de Guzmán, Elena Yparraguirre, y los dirigentes Osmán Morote y Margot Liendo, quienes cumplían arresto domiciliario y fueron detenidos para ser trasladados a una prisión.

“Respecto a la sentencia de absolución (por tráfico de drogas), mis patrocinados Abimael Guzmán y Elena Yparraguirre están conformes. Respecto a la condena por el llamado delito de terrorismo, interponemos recurso de nulidad” (apelación), dijo el abogado defensor Alfredo Crespo.

La audiencia se efectuó en la base naval del Callao, puerto vecino a Lima, donde Guzmán, vestido con casaca marrón y camisa negra con rayas blancas, permaneció cabizbajo sentado junto a los demás procesados.

Los senderistas procesados en esta causa eran 12, pero Elizabeth Cárdenas fue absuelta y Moisés Limaco no recibió sentencia pues está prófugo, aunque asistió a audiencias previas del juicio, iniciado en febrero de 2017.

La sentencia fue anunciada un día antes del aniversario de la “captura de Guzmán y parte de la cúpula de Sendero Luminoso, ocurrida el 12 de septiembre de 1992”, resaltó el Poder Judicial.

Este juicio era uno de los pocos pendientes contra Guzmán, quien se alzó en armas en mayo de 1980 con el fin de fundar una “República Popular de Nueva Democracia”, con la idea de adaptar a los Andes peruanos las teorías de Mao, Marx y Engels mezcladas con las suyas.

En el caso de la calle Tarata, la fiscalía acusó a los jefes senderistas de ser “autores mediatos del ataque perpetrado por un destacamento terrorista, cuyos integrantes fueron sentenciados con anterioridad como ejecutores del hecho”.

Durante las audiencias, Guzmán calificó el juicio de “farsa” y aseguró que no tuvo “nada que ver” con este crimen al que calificó de “error” de sus seguidores que lo cometieron.

Esa versión fue refutada por Oscar Ramírez Durand, exnúmero tres de Sendero y hoy enemigo del líder, quien pidió perdón a los familiares de las víctimas y culpó a Guzmán.

El atentado con coche-bomba ocurrió en la pequeña calle Tarata, en el turístico distrito limeño de Miraflores, la noche del 16 de julio de 1992.

La explosión mató a 25 personas, dejó más de 100 heridos, destruyó viviendas, autos y locales comerciales.

El vehículo estaba cargado con casi 500 kilos de explosivos.

En el lugar donde estalló, existe hoy una fuente de agua y un monumento en recuerdo a las víctimas.

Fue la primera vez que un objetivo civil fue blanco de un atentado en Lima. El escenario fue de terror.

“Pude ver cadáveres mutilados, escenas que realmente me hacían pensar que estábamos viviendo una guerra”, contó en 2003 a la Comisión de la Verdad Osvaldo Cava, quien perdió a su hermano en el atentado.

“Los castigasen como los castigasen, mi pierna no me va a volver a crecer y las 25 personas que fallecieron acá no van a revivir”, dijo Vanessa Quiroga, quien tenía cuatro años al momento del atentado, al diario El Comercio.

El proceso, iniciado hace 20 meses, se extendió a lo largo de 67 audiencias. Las sesiones se celebraron bajo severas medidas de seguridad en la base del Callao, donde Guzmán está recluido.

Guzmán cumple condena desde fines de 1992, cuando un tribunal lo sentenció bajo el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000).

El proceso fue invalidado en fueros internacionales por falta de garantías y un nuevo juicio en 2006 lo condenó a perpetuidad por planificar atentados entre 1980 y 1991.

Los métodos crueles de Sendero Luminoso contra poblaciones civiles en los Andes fueron comparados con los del Jemer Rojo en Camboya.

La guerra interna en Perú dejó unos 70.000 muertos, según la Comisión de la Verdad.

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