En total, el Ministerio de Sanidad congoleño contabiliza 43 casos (13 confirmados y 30 probables) e investiga otros 33, mientras que se han producido 33 muertes con signos de ébola, aunque solo 3 se han comprobado positivas por la enfermedad vírica hasta el momento.
En su último boletín, el Ministerio, con datos hasta el 3 de agosto, informó de que hay casos ya detectados en dos provincias del noreste, Kivu del Norte e Ituri, con siete localidades en total, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) cree que el brote podría afectar a diez localidades. Además, tres trabajadores sanitarios se han visto afectados, de los cuales dos han muerto, según añadió hoy la OMS.
El caso que alertó a las autoridades sanitarias fue la muerte de una mujer de 65 años en la localidad de Mangina, que fue enterrada sin las medidas de seguridad necesarias e infectó a varios miembros de su familia, de los cuales siete han muerto. Al saltar las alarmas, las autoridades congoleñas han encontrado casos anteriores a este y hasta el momento hay registrados 879 posibles contactos con la enfermedad.
Este nuevo brote, el segundo declarado en RDC en un año, añade un nuevo e indeseado invitado a los retos para erradicar la enfermedad: la inseguridad en la zona. “Estamos ante un brote de un patógeno con mayores tasas de mortalidad que cualquier otra enfermedad en el mundo, pero en un contexto de guerra”, decía este viernes el vicedirector general de la OMS para la Preparación y Respuesta ante Emergencia, Peter Salama, en una rueda de prensa en Ginebra.
“Es una mezcla tóxica”, explicó hoy a Efe la directora de promoción en RDC del Consejo Noruego de Refugiados (NRC), Kimberly Bennett, en conversación telefónica desde Goma, la capital de Kivu del Norte. “Cuando tienes un movimiento de personas que carecen de suficiente comida, no tienen las infraestructuras necesarias de salud y no poseen las infraestructuras adecuadas de saneamiento, puedes imaginarte que un virus que es altamente contagioso puede moverse bastante rápido entre la gente”, describió Bennett.
La ONG noruega calcula que en torno a 30.500 personas se ven obligadas a desplazarse cada mes desde enero en la región. Y las dos provincias afectadas son la zona que más desplazados internos emite de todo RDC. En Kivu del Norte, un millón de ocho millones de habitantes son desplazados internos y hay una salida importante de refugiados hacia Uganda, Tanzania y Burundi.
Desde enero, según el NRC que cita números de agencias de Naciones Unidas, han tenido lugar en Kivu del Norte 1.000 incidentes relacionados con la seguridad, sobre todo, asegura Bennett, por “conflictos con grupos armados y violencia intercomunitaria”. En esta zona del noreste del país centroafricano operan un centenar de grupos armados, y al menos 20 de ellos son altamente activos, según aseveró Salama el viernes. Entre estos grupos figuran desde los rebeldes ugandeses del Frente Democrático Aliado (ADF), a los insurgentes Mai Mai que luchan a su vez para expulsar a rebeldes hutus ruandeses.
Por otro lado, Uganda está a solo 50 kilómetros del epicentro de la enfermedad, y muchos de los que huyen de los ataques en Kivu, lo hacen a este país vecino ya sea a través de tierra o por agua, atravesando el lago Alberto. La frontera entre Kivu del Norte y Uganda está casi completamente cubierta por los espesos bosques tropicales de varias reservas naturales. Puede ser que el cierre de una de las más famosas, el Parque Nacional de Virunga –reconocido Patrimonio de la Humanidad por la Unesco–, justamente por razones de seguridad tras el secuestro de dos turistas británicos, juegue a favor del control fronterizo de personas.
La OMS asegura que tiene 3.000 dosis de la vacuna experimental rVSV-ZEBOV en Kinshasa, de las que sobraron de la respuesta al brote en la provincia de Ecuador, y que podría movilizar rápidamente 300.000 si se confirma que este brote es de la cepa Zaire, que es la que combate esta vacuna, y el Gobierno lo autoriza. La vacuna fue una de las claves de éxito para la rápida respuesta al brote de la provincia de Ecuador, en la se contabilizaron 54 casos totales (38 confirmados y otros 16 probables), de los cuales 33 pacientes fallecieron (17 confirmados) y 21 sobrevivieron.