Fue durante una entrevista publicada el viernes por el diario estadounidense Wall Street Journal.
“El proyecto no está abandonado. Habrá una decisión en el momento oportuno. Pero a día de hoy, prefiero no dar fecha”, declaró el ministro Cleso Amorim al diario. “La situación económica ha tomado un giro menos favorable a lo previsto y naturalmente esto requiere prudencia”, añade.
Amorim estimaba hasta ahora que se tomaría una decisión este año. El Rafale del constructor francés Dassault Aviation compite con el Gripen del sueco Saab y el F/A-18 Super Hornet del estadounidense Boeing para hacerse con este mercado de 36 aparatos, evaluado en 5.000 millones de dólares.
“No diría que hay una empresa favorita”, añade el ministro. “La cuestión importante es saber cuándo lo haremos y entonces, examinaremos de nuevo las propuestas. Tenemos necesidad de renovar la flota, pero debemos responder en función de las posibilidades del país”.
La Fuerza Aérea Brasileña (FAB) pide cada seis meses a los constructores en competición que renueven su interés por la contratación al prorrogar sus propuestas. Lo hizo de nuevo a finales de junio.
El Estado francés apoya la oferta de Dassault, cuyo Rafale se perfilaba como favorito en 2010 después de un acuerdo entre los entonces presidentes de Francia, Nicolas Sarkozy, y de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva. Pero Lula luego dejó la decisión en manos de su sucesora, Dilma Rousseff. Los analistas consideran menos caro al Super Hornet de Boeing.