Nueve hombres y dos mujeres ya han expresado su interés en dirigir el Partido conservador y reemplazar a May, que como estaba previsto dimitió el viernes de su cargo de jefa de la formación. El vencedor accederá automáticamente a Downing Street, sede de la jefatura de gobierno, que asume el máximo responsable del partido que tiene una mayoría parlamentaria suficiente para gobernar.
El inquilino de Downing Street tendrá la delicada tarea de llevar a cabo la salida del Reino Unido de la Unión europea, algo que Theresa May no consiguió, por lo que la fecha del Brexit, prevista inicialmente el 29 de marzo, fue postergada al 31 de octubre.
Johnson, favorito de los bookmakers, augura al Reino Unido un porvenir radiante fuera de la UE, con la que está dispuesto a batallar duro en las negociaciones sobre el Brexit.
En entrevista con el Sunday Times, amenazó incluso con no pagar la factura del Brexit —de entre 40.000 y 45.000 millones de euros— si la UE no acepta mejores condiciones para su país. Lo que puede atraerle a Johnson la cólera de los dirigentes europeos.
“No cumplir con sus obligaciones de pago es no respetar un compromiso internacional, equivalente a un ’default’ sobre su deuda soberana, con las consecuencias que conocemos”, se advirtió el domingo en el entorno del presidente francés Emmanuel Macron.
Johnson prevé asimismo bajas de impuestos para los británicos que ganan más de 50.000 libras (56.000 euros), una medida cuyo coste es estimado en 10.800 millones de euros por año y que sería financiado en parte por dinero puesto de lado por el gobierno en la eventualidad de un Brexit sin acuerdo, indica el lunes el Telegraph.
Al prometer ser intransigente con la UE y unificador en su país, Boris Johnson se presenta como el único capaz de impedir un desastre total para los conservadores, atacando a sus dos adversarios: el partido del Brexit, gran vencedor de las elecciones europeas, y el principal partido de oposición, el partido Laborista.
El partido ’tory’ está en efecto en graves dificultades: ocupó un humillante quinto lugar en las europeas de fines de mayo, y en caso de elección legislativa, ocuparía la cuarta posición, con solamente 10% de votos, según un sondeo Yougov sobre intenciones de voto de los británicos, realizado los días 5 y 6 de junio. La supervivencia del partido dependerá de la capacidad, o no, de su jefe de aplicar el Brexit, tres años después del referendum de junio de 2016, donde los favorables al “Leave” ganaron con 52%.
Al lanzar su campaña este lunes, dos de sus principales adversarios, el ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, y el de Exteriores, Jeremy Hunt, destacarán su carácter “serio” frente a Johnson, que incurrió en una serie de torpezas cuando dirigía la diplomacia británica. El próximo líder de los conservadores deberá dominar “el arte de la negociación, no el arte de la retórica vacía”, alegó Hunt, en apenas velada indirecta a su rival.
Este fin de semana, Hunt dijo estar “absolutamente seguro de que si adoptamos un buen enfoque sobre el tema, los europeos estarían dispuestos a negociar”, basándose en una conversación que afirma haber tenido con la canciller alemana Angela Merkel.
Los 27 han reiterado, sin embargo, que no modificarán el acuerdo de salida de la UE cerrado en noviembre entre Londres y Bruselas, que fue tres veces rechazado por los diputados británicos. Los intentos de Gove de presentarse como alternativa creíble podrían quedar frustradas, pues el ministro está implicado en una polémica tras reconocer que tomó cocaína hace más de 20 años.
Los diputados conservadores eliminarán a los candidatos tras una serie de votaciones, hasta que sólo queden dos. Entonces corresponderá a los 160.000 miembros del partido conservador designar al vencedor, que llegará a Downing Street antes de fines de julio. Theresa May asegura el ínterin hasta entonces.