El sargento Rogerio Cruz, de los bomberos de Rio de Janeiro, es investigado por vender ilegalmente boletos para el torneo, que se celebra en 12 ciudades brasileñas entre el 12 de junio y 13 de julio.
El bombero, y otro revendedor en Sao Paulo, mostró a un equipo de la TV encubierto, grandes cantidades de boletos, a primera vista reales, que ofrecía a precios muy por encima del valor cobrado por FIFA.
Para la final en el Maracaná por ejemplo, el cambista ofrecía entradas por 9.000 reales, más de 4.000 dólares. Un boleto de 60 reales (USD 27) era vendido a 1.200 (USD 540) , 20 veces su valor.
El bombero -que explicó que formaba parte de un rentable “sistema” de reventa- negociaba los boletos en el propio cuartel donde trabajaba.
El hombre en Sao Paulo ofrecía por su parte boletos para el Uruguay-Inglaterra a 1.000 dólares cada uno. La entrada más cara para ese juego cuesta 350 reales, unos 157 dólares.
La FIFA confirmó que los boletos que compró Globo eran reales y que fueron comprados en noviembre.
La ley brasileña prohíbe la reventa de boletos por un precio superior al marcador. La pena es de hasta cuatro años de cárcel. Los bomberos informaron que están investigando la denuncia.
La FIFA ha dicho que tomará acciones judiciales contra las personas que se dediquen a la comercialización ilegal de boletos para el Mundial. El organismo dispone de una plataforma para la reventa y cambio de boletos.
Más de 2,56 millones de entradas fueron vendidas, informó FIFA. Brasil encabeza la lista de países: casi 1,6 millones.
Globo denunció que varios sitios web ofrecen boletos caros y muchas veces falsos.