La Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico de Bolivia presentó en Chimoré, en el departamento central del Cochabamba, el avance de resultados en 2017 en el combate contra el cultivo ilícito de hoja de coca, la base para producir cocaína, en un acto al que asistió el presidente del país, Evo Morales.
El presidente defendió en su discurso que Bolivia alcanzó logros en la lucha contra el narcotráfico “inalcanzables” en otros países. Al respecto, hizo una comparación con Colombia, donde aseguró que el cultivo de coca creció “tremendamente” hasta unas 115.000 hectáreas, mientras que en Bolivia se redujo a unas 23.000, según datos de 2016 de Naciones Unidas, frente a las cerca de 57.000 que llegó a alcanzar a finales de la década de 1980 en el país andino.
Morales argumentó que esta reducción se consiguió en Bolivia sin ayuda de Estados Unidos, al explicar que los fondos estadounidenses para esta lucha descendieron de los cerca de 46 millones de dólares de 2005, cuando él se hizo con el poder, a menos de 7 en 2012, en que cesó este apoyo.
“Sin la presencia norteamericana se está mejor en la lucha contra el narcotráfico”, concluyó, porque a su juicio “Estados Unidos no cumple con su responsabilidad” en el combate contra la droga.
Otro dato que destacó fue el que mientras Colombia destina unos 22.000 policías y militares a este cometido pero “crece el cultivo” ilícito de coca, en Bolivia son cerca de 3.000 y desciende.
La hoja de coca tiene en Bolivia usos tradicionales, culturales y medicinales reconocidos en la Constitución de 2009, pero una parte del cultivo es desviada al narcotráfico para elaborar cocaína.
Una nueva ley promulgada en este año para regular el cultivo supuso un incremento de la superficie cultivada legalmente de unas 12.000 a 22.000 hectáreas, al autorizar hasta 7.700 en el trópico de Cochabamba y 14.300 en La Paz