PEKÍN. En 2013, las autoridades arrestaron o cerraron las cuentas de varios columnistas en línea célebres además de aplicar a los internautas chinos penas de hasta tres años de prisión si publican mensajes considerados “difamatorios” que hayan sido compartidos más de 500 veces o vistos más de 5.000 veces.
Además, nuevas reglas en vigor desde junio de 2017 exigen también que las plataformas en línea obtengan una autorización para publicar información o comentarios sobre el gobierno; y fueron bloqueadas las redes sociales Facebook y Twitter.
Es por ello que WeChat, con unos 900 millones de usuarios y potenciales lectores, se convirtió en la red social preferida de los blogueros insumisos, a pesar de que las autoridades vigilen de cerca la aplicación.
Tal es el caso de Qiao Mu, un exprofesor y alto responsable de la prestigiosa universidad de Lenguas extranjeras de Pekín, quien tiene prohibido dar clase desde 2014 debido a sus artículos, que publica ahora gracias a esta aplicación de mensajería para smartphones.
“Amo a mi país y quiero cambiarlo. Si quiero sensibilizar a la mayoría de la población china, debo tolerar la censura y escribir en chino”, explica.
Los usuarios de WeChat pueden publicar artículos desde sus cuentas públicas. Los demás usuarios tienen la posibilidad de abonarse a la cuenta y, si les gusta el contenido, enviarle propinas al autor, que pueden ir de cinco a 200 yuanes (entre 0,60 y 25 euros).
Qiao Mu gana de este modo al menos 1.000 yuanes (130 euros) por artículo. Un monto considerable, en un país en donde el salario promedio mensual es de 6.700 yuanes (770 euros).
El exprofesor creó en total 15 cuentas en WeChat desde 2012, pero los censores cerraron la mayoría tras la publicación de crónicas políticas.
Sus tres cuentas aún en actividad cuentan con 15.000 seguidores, y le permiten, si un articulo es censurado, sencillamente copiarlo en otra cuenta.
Estas tácticas se han vuelto indispensables, en un marco donde la presión sobre escritores y universitarios se intensifica desde la llegada al poder del presidente chino Xi Jinping, a fines de 2012.
Los escritores independientes pueden ganar dinero también albergando publicidad en sus cuentas públicas.
Estas tácticas se han vuelto indispensables, en un marco donde la presión sobre escritores y universitarios se intensifica desde la llegada al poder del presidente chino Xi Jinping, a fines de 2012.