Bernie Sanders, el viejo senador que entusiasma a miles de demócratas

MANASSAS, Estados Unidos. A los 74 años, Bernie Sanders es la revelación de las primarias demócratas para elegir al candidato presidencial del partido.

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Sanders exhorta a los estadounidenses a emprender “una revolución política” contras las élites y los millonarios, una clase a la que muchos consideran que pertenece en cuerpo y alma Hillary Clinton.

Una parte de los estadounidenses está decepcionada con el gobierno demócrata, siete años después de la elección de Barack Obama. Afirman que reducir la desigualdad es solo un asunto de voluntad política. Basta con romper con una clase dirigente que todo lo decide sin contemplar el interés general.

El senador por Vermont Bernie Sanders no es un novato en política: fue alcalde de Burlington entre 1981 y 1989, y llegó al Congreso en 1991.

Pero para sus seguidores, miles de los cuales se reunieron el lunes de noche en un campo en Manassas, Virginia, a una hora de la capital federal, Washington, “Bernie” es diferente, ya que su candidatura está financiada con pequeñas donaciones, y no por ricos donantes —una frase sistemáticamente repetida por una docena de personas interrogadas por la AFP.

“Ya estoy harta de los políticos del statu quo, están todos vendidos a los bancos y a los lobistas”, afirma Alissa Rodley, quien concurre al primer mitin de su vida. En cada uno de los actos públicos, el candidato atrae a una multitud de varios miles e incluso de decenas de miles de personas.

“Hillary Clinton es muy statu quo. Está financiada por grandes bancos”, agrega esta estudiante de 29 años.

Los demócratas que apoyan a Sanders tienen a menudo simpatía por la exsecretaria de Estado. Algunos incluso la votaron en 2008. Pero después de verla durante más de 20 años en Washington, dudan de su fidelidad a la causa progresista y le reprochan que sea demasiado calculadora.

Una pareja de hombres jóvenes que vinieron a escuchar a Bernie Sanders recuerda que Clinton se tomó mucho tiempo, hasta 2013, para apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo, que hoy defiende con fuerza. “Está en boga”, dice Galen Tim, de 22 años. Bernie Sanders votó en 1993 en contra de un proyecto de ley que prohibía el ingreso de los homosexuales a las Fuerzas Armadas y que fue promulgada por Bill Clinton.

Cuando Hillary Clinton habla de tenderle la mano a los republicanos, los seguidores de Bernie Sanders expresan a los gritos su intransigencia. El enemigo está identificado: la banca, Wall Street, los grandes empresarios.

“Somos el 99%, es tiempo de que le arrebatemos el poder al 1%”, sostiene el candidato, que siempre se reivindicó “demócrata socialista”. “Envío un mensaje muy simple a la clase de los multimillonarios: no pueden tener todo”.

Su discurso consiste en una serie de advertencias a los multimillonarios, a Wall Street, a los grupos de presión, a los hermanos Koch (dueños de uno de los mayores grupo económicos del país) . Sanders anuncia aumentos de impuestos a los ricos, la gratuidad de la universidad pública y vacaciones pagas para los trabajadores.

Para Dave Jennings, de 65 años, la “revolución política” pregonada por Bernie Sanders tenía en principio algo de utópica, pero ahora se toma muy en serio al senador. Demócrata de toda la vida, fan de Obama, este hombre a punto de jubilarse lamenta que ningún directivo de Wall Street haya terminado en la cárcel después de la crisis financiera. “Bernie quizás tampoco pueda meterse con ellos, pero al menos lo intentará” .

“Me gusta la idea de redistribuir la riqueza; él no tiene miedo de hablar de eso”, afirma Deby Chapman, ama de casa de 44 años.

Para demostrar que todo es posible, Bernie Sanders es el único candidato que se atreve a comparar a su país con el resto del mundo. Un típico discurso suyo está lleno de cifras. El senador se lamenta de que Estados Unidos tenga más presos que China. Deplora que el suyo sea el único país desarrollado que no dispone de vacaciones pagas para sus trabajadores o licencia por maternidad.

Hay temas sensibles en los que Hillary Clinton ha presentado propuestas detalladas: sobre los trabajadores (o clase media como se los llama en EEUU), la familia, la inmigración, la dependencia de las drogas, la reforma de las normas de financiamiento de los partidos, etc. Pero los seguidores de Sanders estiman que la elección es un examen de autenticidad y no un concurso de programas.

Descartan asimismo las preocupaciones por la edad del senador. Bernie Sanders es el más viejo de los precandidatos de los dos grandes partidos, seis años mayor que Hillary Clinton, que cumplirá 68 años en octubre. Tras una hora y 20 minutos de discurso y saludos, Sanders parecía aliviado de encontrar el lugar donde estaba su coche.

Nada preocupante: “tiene el vigor de un joven de 25 años”, dice Alissa Rodley.

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