"Camila está en estado vegetativo desde que nació. No llora, no parpadea, no traga, no se mueve. Todos afirman y confirman que el estado de la niña es irreversible", aseguró su madre, Selva Herbon, en declaraciones que publican hoy varios medios de la prensa local.
Herbon, de 37 años y madre de otra niña de 10, remarcó que su familia vive "un calvario" desde que nació Camila, quien sobrevive conectada a un respirador artificial en el Centro Gallego, de Buenos Aires.
Dijo que los comités de bioética de entidades públicas y privadas han respaldado su petición de desconectar a Camila, además de apoyar la reactivación de proyectos de ley sobre eutanasia que están en estudio en el Parlamento.
En abril de 2009, Camila "nació muerta" en una clínica de la periferia de Buenos Aires, "se la reanimó durante 20 minutos y se la conectó a un respirador artificial. Tuvo una encefalopatía crónica no evolutiva a raíz de falta de oxígeno en el momento del parto por procedencia de cordón umbilical", afirmó Herbon.
"No se le permite una muerte digna", insistió Herbon luego de señalar que carece de recursos económicos para iniciar una demanda judicial para que se le autorice la eutanasia y ha denunciado el caso al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, cuyo experto en bioética, Juan Carlos Tealdi, le ha dado la razón.
"En estos casos, luego de un año, la medicina ya no está obligada a persistir con el tratamiento, debido a que la situación de la beba es irreversible", corroboró Tealdi a la radio Continental de Buenos Aires.
Tealdi opinó que, a falta de una legislación sobre eutanasia, este tipo de casos "irreversibles" deberían ser resueltos de común acuerdo entre la familia del paciente y los médicos, que "éticamente no están obligados" a mantener un tratamiento que resulta ineficaz.
"Debe haber mucha gente interesada en mantenerla viva", comentó Herbon al diario bonaerense Tiempo Argentino en referencia a que la atención de la bebé cuesta 1.500 pesos (360 dólares) diarios.
"Voy todos los sábados a llevarle pañales y ropa", apuntó la mujer, quien se ha entrevistado con los dos legisladores que han presentado sendos proyectos de ley para que se regule la eutanasia.
El senador Samuel Cabanchik, autor de uno de esos proyectos, dijo que ha pedido a sus colegas que avancen en el debate de esa iniciativa, destinada a garantizar el derecho de las personas a una "muerte digna" en el caso de que "estén ciento por ciento agotados" todos los recursos médicos para su recuperación.
En marzo pasado, un mes después de reclamar sin éxito la autorización para una "muerte digna", falleció a los 19 años Melina González, quien padecía una enfermedad degenerativa y terminal que la había mantenido durante meses postrada en un hospital de Buenos Aires.
Herbon, de 37 años y madre de otra niña de 10, remarcó que su familia vive "un calvario" desde que nació Camila, quien sobrevive conectada a un respirador artificial en el Centro Gallego, de Buenos Aires.
Dijo que los comités de bioética de entidades públicas y privadas han respaldado su petición de desconectar a Camila, además de apoyar la reactivación de proyectos de ley sobre eutanasia que están en estudio en el Parlamento.
En abril de 2009, Camila "nació muerta" en una clínica de la periferia de Buenos Aires, "se la reanimó durante 20 minutos y se la conectó a un respirador artificial. Tuvo una encefalopatía crónica no evolutiva a raíz de falta de oxígeno en el momento del parto por procedencia de cordón umbilical", afirmó Herbon.
"No se le permite una muerte digna", insistió Herbon luego de señalar que carece de recursos económicos para iniciar una demanda judicial para que se le autorice la eutanasia y ha denunciado el caso al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, cuyo experto en bioética, Juan Carlos Tealdi, le ha dado la razón.
"En estos casos, luego de un año, la medicina ya no está obligada a persistir con el tratamiento, debido a que la situación de la beba es irreversible", corroboró Tealdi a la radio Continental de Buenos Aires.
Tealdi opinó que, a falta de una legislación sobre eutanasia, este tipo de casos "irreversibles" deberían ser resueltos de común acuerdo entre la familia del paciente y los médicos, que "éticamente no están obligados" a mantener un tratamiento que resulta ineficaz.
"Debe haber mucha gente interesada en mantenerla viva", comentó Herbon al diario bonaerense Tiempo Argentino en referencia a que la atención de la bebé cuesta 1.500 pesos (360 dólares) diarios.
"Voy todos los sábados a llevarle pañales y ropa", apuntó la mujer, quien se ha entrevistado con los dos legisladores que han presentado sendos proyectos de ley para que se regule la eutanasia.
El senador Samuel Cabanchik, autor de uno de esos proyectos, dijo que ha pedido a sus colegas que avancen en el debate de esa iniciativa, destinada a garantizar el derecho de las personas a una "muerte digna" en el caso de que "estén ciento por ciento agotados" todos los recursos médicos para su recuperación.
En marzo pasado, un mes después de reclamar sin éxito la autorización para una "muerte digna", falleció a los 19 años Melina González, quien padecía una enfermedad degenerativa y terminal que la había mantenido durante meses postrada en un hospital de Buenos Aires.