Ban, en un comunicado difundido por su portavoz, recordó que el Gobierno iraquí es el responsable de la seguridad de ese campamento, por lo que debe investigar el ataque y llevar ante la justicia a sus autores.
El secretario general reiteró también el compromiso de Naciones Unidas para lograr “una solución pacífica y duradera” a la situación de los residentes en ese campamento.
Los militantes de la organización “Muyahidín Jalq” residían en el campo de refugiados de Ashraf, en la provincia oriental iraquí de Diyala, pero fueron trasladados al de Liberty, a las afueras del aeropuerto internacional de Bagdad, como un primer paso para sacarlos de Irak debido a las presiones iraníes.
Los miembros de ese grupo, creado en 1979 con el triunfo de la revolución islámica en su país, fueron acogidos y protegidos por Sadam Husein en Irak, desde donde lanzaban ataques contra Irán, que les consideró terroristas, y aunque en 1990 depusieron las armas, algunos países aún los mantienen en su lista negra.