Este movimiento, que se manifiesta cada fin de semana desde mediados de noviembre contra la política social y fiscal del actual gobierno, ha ido perdiendo fuelle a lo largo de los meses.
Según datos del ministerio del Interior, cuyas cifras siempre rechazan los organizadores, las protestas congregaban a las 14H00 locales a unas 3.600 personas en toda Francia, de las cuales unas mil en París. Desde hace varias semanas, la movilización va en declive. Según esta misma fuente, el sábado pasado a las 14H00, había 5.500 manifestantes, de ellos 2.600 en la capital.
Para este 25º sábado, la prefectura autorizó tres manifestaciones en París. El principal cortejo de varios centenares de personas partió a media jornada desde cerca del hospital Lariboisière, en el norte de París, en dirección a la plaza de la Nación, ubicada más hacia al este.
Estas protestas tienen lugar tres días después de los altercados que se produjeron entre manifestantes y fuerzas de seguridad, el pasado 1 de mayo.
Este sábado, la policía prolongó su orden de prohibición de manifestarse en los Campos Elíseos, y en un perímetro que incluye la Asamblea Nacional, el Palacio del Elíseo y el sector de la catedral de Notre Dame, devastada en parte por un incendio a mediados de abril. En el resto del país, como en Lyon (centro-este), Toulouse (suroeste) o Montpellier (sur), también se convocaron protestas.
En un artículo llamado “Chalecos amarillos: ¡no somos ingenuos!”, publicada el sábado en el diario Libération, actores, como Juliette Binoche o Emmanuelle Béart, junto a otras 1.400 figuras de la cultura, dieron su apoyo al movimiento.