Los datos constan en un informe del Consejo Indigenista Misionero (Cimi) divulgado hoy, en el que se destaca que el número de indios asesinados registrado en 2011 fue el menor desde 2003, cuando se comenzaron a medir esos índices de violencia.
Desde 2003 han sido asesinados en Brasil 503 indios en medio de pleitos por la propiedad de las tierras o de incursiones ilegales de empresas de diversos sectores en sus reservas. El Cimi apuntó que “aunque el número de muertes haya sido más bajo, el resultado no significa una mejora en el cuadro general de violencia contra los pueblos indígenas”.
El informe sostiene que los “intentos de asesinato y las amenazas” persisten y alerta sobre un aumento de los suicidios en las aldeas, lo cual atribuye a “la desesperación de los indígenas ante la omisión del Poder Público, simbolizada, entre otras cosas, por la morosidad en la regularización de sus tierras”.
Según el Cimi, esa “omisión” también se observa en el área de salud, con un número “insuficiente” de médicos en las aldeas y con falta de medicamentos, centros de atención y transporte adecuado.
En Brasil, según datos oficiales, existen alrededor de 600 reservas indígenas, habitadas por cerca de 480.000 miembros de 227 etnias y que ocupan unos 115 millones de hectáreas, que representan en torno al 13 por ciento del territorio nacional.