Así lo informó a Efe la diputada opositora Delsa Solórzano.
La parlamentaria es presidenta de la comisión creada por el Parlamento -el único poder del Estado en manos de la oposición- que investiga la muerte del sublevado y seis personas más de su grupo, que fueron abatidas el lunes por las fuerzas de seguridad chavistas en un operativo calificado de “ejecución” y “masacre” por ONG y la Iglesia.
“Estuvieron su tía y su prima. El cementerio lo cerraron durante todo el proceso y lo abrieron después de que ya estaba cerrada la tumba”, dijo por teléfono Solórzano, que recordó que el Gobierno ha repetido el mismo protocolo con los cuerpos de las otras seis personas abatidas del grupo de Pérez.
La prima del también piloto de la Policía científica Francis Pérez declaró poco después de la sepultura a medios locales: “Se burlaron de nosotros”.
Algunos familiares de Pérez -cuya madre, esposa e hijos están fuera del país- se han quedado fuera del cementerio sin poder asistir al entierro, al no permitirles las fuerzas del orden el acceso.
Medios locales han publicado fotografías del lugar en el que está enterrado Pérez, que consiste en una piedra sobre el césped del cementerio inscrita con su nombre, junto a la que hay un ramo de flores y se ha desplegado una bandera de Venezuela.
Las familias de Óscar Pérez y de los otros seis rebeldes llevaban toda la semana acudiendo a la morgue a reclamar que se les entreguen los cuerpos. Según las actas de defunción, seis de los siete muertos -entre ellos Pérez- perdieron la vida por un disparo en la cabeza.
Los restos de Abraham Agostini y José Díaz Pimentel fueron sepultados el sábado en el mismo cementerio del Este de Caracas en el que reposa Pérez, en un entierro que las familias no habían autorizado y con la única presencia permitida de sus parientes más próximos.
Lo mismo ocurrió con los cadáveres de las otras cuatro personas muertas -el periodista Daniel Soto, los militares hermanos Abraham y Jairo Lugo y la novia de este último, la enfermera Lisbeth Ramírez-, que fueron trasladados a sus estados de origen en avión militar para ser allí sepultado en un cementerio con fuerte presencia militar.
Los parientes de Ramírez esperaron durante horas en un cementerio para descubrir finalmente que el cuerpo de la enfermera de 30 años había llegado a otro camposanto, en el que fue enterrada de noche.
Óscar Pérez, de 36 años, se alzó en junio pasado contra el presidente Nicolás Maduro al sobrevolar Caracas en un helicóptero de ese organismo, desde el que llamó a la desobediencia civil con una pancarta. En varios vídeos publicados en las redes sociales, Pérez -que es considerado un “terrorista” por el Gobierno- pidió al pueblo y los militares que salieran a las calles para acabar con la “tiranía” chavista.
En su última acción, Pérez asaltó junto a sus hombres un cuartel militar, del que sustrajo armamento y en el que sometió a los soldados sin agredirles y les recriminó que sigan apoyando a Maduro, según puede verse en una grabación de los hechos que él mismo difundió.