Eso dijo la Fiscalía en las conclusiones finales del juicio contra la viuda del estadounidense de origen afgano, Noor Salman.
La sesión de hoy es la última antes de que el jurado anuncie si considera culpable a Salman de los delitos de encubrimiento, obstrucción a la justicia y ayuda a una organización terrorista en la comisión de un crimen.
La jornada comenzó con la exposición de las conclusiones de la Fiscalía y seguirá con las de la defensa de Salman, de 31 años y origen palestino, quien se casó con Mateen en 2013 y tuvo un hijo con él ese mismo año.
De acuerdo con informaciones de medios locales, la fiscala Sara Sweeney dijo hoy al jurado que por la información obtenida del teléfono celular de Mateen se supo que el objetivo original no era Pulse, la discoteca de ambiente gay donde el guardia de seguridad de 29 años mató a 49 personas con un arma de asalto el 12 de junio de 2016.
“El objetivo era Disney y su esposa lo sabía”, indicó la fiscala en referencia al centro comercial a cielo abierto Disney Springs, que es vecino de los parques temáticos y de atracciones de esa compañía. Sweeny afirmó que Mateen tenía pensado esconder su fusil de asalto en un cochecito de niño que fue hallado en el maletero de su automóvil y que no corresponde por tamaño a un niño de tres años, que era la edad que tenía su hijo en 2016.
La fiscala expuso esos datos para subrayar que Salman sabía que su marido estaba planeando una matanza y que le ayudó a organizarla. Antes de morir por los disparos de la Policía, que irrumpió en la discoteca para liberar a los rehenes que tenía Mateen, el estadounidense de origen afgano juró lealtad al Estado Islámico (EI).
La defensa ha alegado a lo largo del juicio que las declaraciones que Salman hizo al FBI después de la matanza, que son una pieza fundamental en la argumentación de la Fiscalía, no corresponden a las palabras de la acusada y que son falsas en muchos puntos. Los delitos de los que es acusada podrían costarle una condena a cadena perpetua si es hallada culpable.