Aumenta tasa de mortalidad en el Mediterráneo para inmigrantes y refugiados

GINEBRA. La tasa de inmigrantes irregulares fallecidos en el Mediterráneo ha aumentado en lo que va de año con respecto al mismo periodo de 2017, a pesar de la disminución en el número de los que completan la travesía.

La ruta entre Libia e Italia sigue siendo la más letal, con un migrante muerto por cada 18 que llegaron a Europa entre enero y julio pasados, frente a un fallecido por cada 42 que cruzaron entre los mismos meses de 2017, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Este organismo publicó hoy un informe con datos sobre la inmigración por el Mediterráneo, que ha hecho coincidir con el tercer año transcurrido desde la aparición del cadáver del niño sirio Alan Kurdi en una playa de Turquía, cuyas imágenes conmovieron a la opinión pública mundial. ACNUR señala en el informe que en los primeros siete meses del año se ha reducido el nivel de llegadas de refugiados e inmigrantes, fundamentalmente a Italia.

La tendencia es opuesta en España, que se ha convertido en el principal punto de llegada con 27.600 inmigrantes, por vía marítima (23.800) y terrestre (3.800).

A Grecia llegaron 26.000 y 18.500 a Italia, lo que representa globalmente una disminución de las entradas.

ACNUR lo atribuye en parte a los esfuerzos que hacen los gobiernos europeos por reducir la inmigración irregular, aunque critica que lo hagan sin aumentar el acceso a medios seguros y legales para aquellos que requieren protección internacional.

La ruta del Mediterráneo que lleva a España es donde la mortalidad ha aumentado más, al pasar de 113 casos a 318 en el periodo analizado de 2017 y 2018, respectivamente.

En Italia se redujeron de 2.276 a 1.095, pero la mortalidad en realidad se duplicó si se tiene en cuenta que las llegadas por mar bajaron de 95.200 a 18.500, según los datos que aporta el informe.

En la ruta del Mediterráneo oriental que conduce principalmente de Turquía a Grecia las muertes se incrementaron de 38 a 99.

Esos datos excluyen a quienes murieron en la ruta hacia el lugar de embarque, sea en Libia, en el desierto del Sahara o en algún otro lugar del norte de África.

El factor central para el aumento de la mortalidad en el Mediterráneo sería la reducción de la capacidad de búsqueda y rescate en la costa de Libia con respecto a la que existía un año antes, cuando ocho ONG rescataron a 39.000 refugiados e inmigrantes.

En cambio, en los primeros siete meses de este año, la Guardia Costera Libia ha sido el principal responsable de esa tarea con dos barcos patrulleros y han quedado solo dos ONG presentes.

ACNUR afirma que el resultado de estos cambios ha sido que “las interceptaciones y rescates cada vez ocurren más lejos de la costa”, haciendo que los inmigrantes viajen en embarcaciones atiborradas e inseguras durante más tiempo y cubriendo mayores distancias.

Los cambios en la dinámica migratoria por el Mediterráneo también han llevado a cambios en las principales nacionalidades que llegan a Europa, que entre enero y julio de 2017 eran esencialmente nigerianos, guineanos y marfileños, que usaron la ruta central, a Italia.

Este año, los sirios, iraquíes y guineanos son las nacionalidades más representadas, pero esta vez por la ruta del Mediterráneo occidental.

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