Con esa cifra, la más alta en tres años, se registran 702 periodistas profesionales asesinados en diez años, con un pico de 87 en 2012, momento en el que comenzó una bajada que tuvo su punto más bajo el año pasado, con 55.
Si se añaden los reporteros no profesionales, muy presentes en países donde más limitada está la información, y los colaboradores, esenciales para el trabajo periodístico, el número de asesinatos se elevó en 2018 a 80, un 8% más respecto de 2017, el nivel más bajo de la década en esa macabra estadística.
“La violencia contra periodistas alcanza un nivel inédito este año. Todos los registros son alarmantes”, indicó el secretario general de RSF, Christophe Deloire.
El informe anual, que la ONG publica desde 1995, agrega que 348 periodistas están en prisión por actividades ligadas a su oficio, un 7% más, y que otros 60 están secuestrados, un 11% más interanual.
Deloire denunció que el odio lanzado contra los reporteros por diferentes lideres políticos o empresarios “se ha traducido en un incremento inquietante” de los ataques, un fenómeno que se amplifica en las redes sociales.
La organización indicó que, aunque los principales escenarios de los asesinatos fueron Afganistán (15 muertos) y Siria (11), el 45% de ellos cayeron en países que no están en conflicto, con especial atención a México, donde 9 perdieron la vida.
Los “depredadores de la libertad de prensa son numerosos” en México, sobre todo contra periodistas que cubren asuntos relacionados con la corrupción política y el crimen organizado, blanco de intimidaciones y agresiones, cuando no asesinatos, señala el balance.
“La impunidad, vinculada a la corrupción generalizada que reina en el país, alcanza un nivel récord y alimenta el círculo vicioso de la violencia”, añade RSF, que denuncia que las medidas de protección de los periodistas son “insuficientes e ineficaces”.
En esta lista sobresale Estados Unidos con 6 periodistas asesinados, ligados al sangriento tiroteo contra la redacción del “Capitol Gazette” en junio, el mayor ataque contra un medio en la historia del país, cometido por un hombre que durante seis años acosó a los trabajadores del mismo a través de Twitter.
RSF indicó que el asesinato del checo Jan Kuciak y del saudí Jamal Khashoggi “han evidenciado la determinación, sin límites, de los enemigos de la libertad de prensa”, y recordó que 49 de los asesinados en el mundo estaban en el objetivo de sus asesinos, mientras que los otros 31 murieron en el ejercicio de sus funciones.
Las prisiones incrementaron un 7% el número de reporteros encarcelados por su oficio, hasta los 348, debido a que el número de los “no profesionales” entre rejas aumentó un 40%.
RSF indicó que los regímenes más represores han “amordazado durante años la prensa tradicional”, por lo que ahora se centran más en perseguir a “ciberreporteros” y otras formas de información.
Entre los países donde se ha observado este fenómeno figuran China, Arabia Saudí, Egipto o Irán.
China es la principal prisión para periodistas, con 60 encarcelados, diez de ellos en peligro de muerte, según RSF; le siguen Egipto con 38, Turquía con 33 y Arabia Saudí e Irán con 28 cada uno.
El último capítulo del informe lo ocupan los periodistas que son rehenes, 60, otro indicador en ascenso de un 11%.
Pese a la caída del grupo yihadista Estado Islámico (EI), este sigue siendo el principal responsable de los secuestros, 21, repartidos entre Irak y Siria, país que cuenta con más secuestros, 31, frente a los 17 de Yemen y los 11 de Irak. Solo un rehén está fuera de Oriente Medio, en manos del autoproclamado gobierno autónomo de Donetsk, en el este de Ucrania.