El izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) encadena su segundo Gobierno consecutivo con Sánchez Cerén, el primer comandante guerrillero en llegar al poder en El Salvador, tras ganar las elecciones del 9 de marzo pasado.
Sánchez Cerén comentó que su Gobierno “es de continuidad” del saliente, que preside Mauricio Funes, pero que también se propone “ponerle su propio sello en estos cinco años” (2014-2019).
Esa continuidad se refleja en parte en la conformación del nuevo Gabinete, que incluye varios ministros, viceministros y otros funcionarios ratificados.
El rector de la jesuita Universidad Centroamericana (UCA), Andreu Oliva, comentó a Efe que el Gobierno de Sánchez Cerén “encuentra bastantes dificultades, no solamente en el área económica”, sino, “sobre todo” , en “los altos niveles de delincuencia y criminalidad que vive el país”.
El nuevo Gobierno tendrá “dos grandes prioridades: la economía y la seguridad”, aseveró el vicepresidente electo, Oscar Ortiz.
Sánchez Cerén ya ha asumido algunas tareas, como dialogar con partidos políticos y gremios empresariales en busca de apoyo para un paquete fiscal propuesto por Funes por al menos 1.320 millones de dólares para equilibrar las finanzas públicas y que ha sido rechazado en principio en la Asamblea Legislativa.
La nueva Administración hereda un aumento del 1,7 % en promedio del Producto Interior Pruto (PIB) en el quinquenio del Gobierno de Funes, según el Banco Central de Reserva.
Sánchez Cerén, actual vicepresidente del país, ha dicho que se propone lograr “un crecimiento del 3%” anual en la economía, a un ritmo “sostenido, que genere empleo”.
El nuevo Gobierno comenzará de inmediato un viraje en política económica y exterior al formalizar el lunes su petición de ingreso a Petrocaribe en busca de comprar petróleo venezolano con ventajas de pago, anunció hoy el secretario general del FMLN, Medardo González.
El mandatario electo anunció el jueves que, ante “la gravedad de la situación de seguridad del país”, unos 6.200 efectivos del Ejército continuarán apoyando a la Policía en el combate de la delincuencia, colaboración que iniciaron en 2009.
Las últimas semanas del Gobierno de Funes han sido marcadas por un aumento en los homicidios, cuyo promedio diario volvió a ser de 14, la misma cifra de marzo de 2012, cuando una “tregua” entre pandillas empezó a bajar los asesinatos hasta cinco o seis diarios.
Funes ha reconocido que ese pacto entre pandillas “ha fracasado” y ha insistido en que su Gobierno no negoció con esos grupos para que dejaran de matar, sino que sólo fue “facilitador”.
Sánchez Cerén indicó que su Gobierno “va a usar toda la fuerza coercitiva del Estado” para combatir la criminalidad y complementará la represión con la prevención, sobre todo con programas sociales para los jóvenes, y con la rehabilitación de presidiarios.
El rector de la UCA apuntó que, según sondeos de ese centro, “la población expresa que lo primero que tiene que hacer” el nuevo Gobierno “es seguir luchando contra la delincuencia, mejorar la seguridad ciudadana”.
“Un 80 % de la población” quiere “un cambio en la política de seguridad” y un 70 % en la política económica, que debe orientarse a la creación de empleo y al control de la canasta básica, aseveró Oliva, con base en dichos estudios.
Un reto para Sánchez Cerén es “cómo enfrentar esa delincuencia y esta criminalidad con una perspectiva de largo plazo, con pleno respeto a los derechos humanos, pero a la vez también llevando una respuesta contundente para detener la criminalidad”, señaló.
Oliva instó “al nuevo Gobierno a pensar a largo plazo, a no tomar decisiones coyunturales sin prever sus consecuencias”, y calificó de “positivo” que muestre “deseos de dialogar, de encontrar consensos importantes ” sobre los principales problemas del país.
El jefe de fracción legislativa del principal partido opositor, la derechista Alianza Republicana Nacionalista, Donato Vaquerano, consideró como “quinquenio perdido” el mandato de Funes, con quien ese colectivo mantuvo una relación casi irreconciliable.
“Es necesario que este segundo Gobierno del FMLN evite al máximo” que al final de su mandato se le defina “ya no como quinquenio perdido, sino como década perdida”, afirmó Vaquerano, cuyo partido gobernó El Salvador durante 20 años consecutivos, hasta que en 2009 lo derrotó la izquierda.