Franco, que simbolizaba a las minorías en Brasil por su condición de mujer, negra, lesbiana y originaria de la favela de la Maré, fue asesinada en plena calle el 14 de marzo de 2018, en el centro de Río, a los 38 años, cuando el auto en que viajaba fue tiroteado desde otro vehículo.
Durante su intervención en el acto “Feministas y diversxs: resistencia democrática en tiempos de Bolsonaro”, organizado este miércoles por el Centro LGTBI de Barcelona (noreste de España), Benicio denunció que, un año después del asesinato de Marielle, los acusados fueron detenidos por la policía pero siguen en prisión preventiva a la espera de juicio.
La activista aseguró que “Brasil tiene un sentimiento de conformismo muy rápido y piensa que la detención indica que todo está resuelto, pero no es así, porque aún no se ha celebrado el juicio”. “Pero la pregunta más importante para mí aún no ha sido respondida: ¿Quién mandó a matar a Marielle y cuáles fueron las motivaciones de ese crimen?”, dijo.
“No hay democracia en Brasil en tanto que el asesinato de Marielle no ha sido debidamente tratado, la situación de la investigación hoy en día parece estar yendo aún más lenta de lo que fue en su primera fase, cuando entregaron a los detenidos”, denunció Benicio.
La activista cree que “hay alguien muy poderoso económica y políticamente tras el asesinato de Marielle y además en Brasil es muy común que los asesinatos de una figura política como ella queden impunes, con lo cual el Estado y otros actores internacionales tienen que hacer presión para que esto se resuelva”.
Benicio aseguró que “la muerte de Marielle fue una ejecución política que mandaba un mensaje: en una sociedad en la que estaba creciendo un movimiento feminista, negro y LGTBI no hay duda de que se convirtió en objetivo de un crimen político, enviando a la sociedad un mensaje de que Brasil no acepta mujeres de la fabela, negras, lésbicas ocupando espacios de poder”.
“Marielle era la única concejala mujer, negra, de las fabelas y lesbiana que estaba en el Parlamento y su presencia era una demostración contra el 'status quo' de la política tradicional en Brasil, constituida básicamente por hombres blancos, heterofundamentalistas, misóginos y machistas”, subrayó.
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También consideró que “las balas que mataron a Marielle fueron disparadas no sólo contra ella, sino contra toda la comunidad negra, las mujeres, los habitantes de las favelas, los pobres y el colectivo LGTBI, ya que se vieron reflejados en un cuerpo que traduce lo que es Brasil, un cuerpo que la política brasileña intenta desechar”.
Benicio se alegró de que, tras el asesinato, “los movimientos sociales se sintieron muy tocados y violentados y, en vez de recular, avanzaron y la muestra de ello es que tres diputadas negras asesoras de Marielle han sido elegidas en las últimas elecciones, incluso una mujer trans”.
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Sin embargo, consideró que el estado actual en Brasil es de alerta, ya que “las personas están siendo agredidas en la calle no sólo de forma verbal, sino también sexualmente; están siendo violentadas de todas las maneras posibles”. ¿Cómo no? Si su presidente tiene un discurso homofóbico y racista extremadamente violento“, lamentó. "Dramáticamente, el número de muertes seguirá aumentando; la gente habla de deshumanidad, odio y crueldad, y es que el actual gobierno incita a esto", concluyó.