A Jones, un hombre blanco de 52 años, lo declararon muerto a las 19.20 hora local (00.20 del martes GMT) tras recibir catorce minutos antes una inyección letal en la prisión Cummins Unit, según notificó el Departamento de Correcciones de Arkansas.
El hoy ejecutado estaba condenado a muerte por la violación y asesinato en 1995 de la contable Mary Phillips, de 34 años, y por el intento de asesinato de la hija de esta, Lacy, de 11, en la ciudad de Bald Knob (Arkansas) .
El 6 de junio de 1995, Jones entró a la contaduría en la que trabajaba su víctima y tras saquear la caja registradora llevó a Lacy a una habitación, la amordazó y golpeó repetidamente en la cabeza hasta que quedó inconsciente y con múltiples fracturas.
Después fue el turno de Phillips, que según la autopsia fue violada y murió estrangulada y por hematomas en la cabeza. Alertados por la ausencia de su madre y hermana, los otros hijos de Phillips llamaron a la Policía, que acudió a la contaduría y encontró a Lacy malherida y a la contable muerta y desnuda de cintura para abajo.
El testimonio de Lacy permitió a las autoridades identificar como principal sospechoso a Jones, que confesó tras ser detenido. En 2003, con Jones en el corredor de la muerte, los avances de la tecnología del ADN en un caso sin resolver de Florida permitieron a las autoridades inculpar al hoy ejecutado del asesinato de otra mujer, Lorraine Anne Barrett, de 32 años, ocurrido en 1991.
El hoy ejecutado y Barrett, que estaba en Florida de vacaciones, fueron vistos juntos en un bar y luego en el ascensor del hotel de Fort Lauderdale en el que hallaron posteriormente asfixiada a la víctima. Jones dijo a principios de este mes que estaba listo para morir y que no quería que le conmutaran su condena a muerte por una pena de cadena perpetua, un procedimiento conocido como “ clemencia ” : “ No hay manera de que pase 20 años más en este agujero de ratas ” .
Hoy, para su última cena, optó por un menú a base de pollo frito, papas fritas con salsa tártara, tres barras de chocolate butterfinger y un batido de butterfinger y un ponche de frutas para beber. Jones fue el segundo reo en recibir una inyección letal del grupo de ocho que Arkansas pretendía ejecutar en un lapso de 11 días antes de que finalice este mes.
Cuatro de estos ocho presos han obtenido suspensiones temporales de la Justicia, mientras que los otros dos aún podrían ser ejecutados, incluyendo, hoy mismo, el afroamericano Marcel Williams. Jones se convirtió en el octavo preso ejecutado este año en Estados Unidos y en el 1.450 desde que el Tribunal Supremo reinstauró la pena de muerte hace cuatro décadas. Arkansas ha ejecutado a 29 de esos presos.