“Los fondos buitres se han convertido en un obstáculo para países que están en dificultades (..). Las Naciones Unidas tienen que desempeñar un papel en esto”, afirmó el ministro de Economía de Argentina, Axel Kicillof.
Kicillof habló de la necesidad de buscar nuevos marcos legales internacionales y nuevas herramientas para evitar que grupos de acreedores privados utilicen los tribunales para, “de manera extorsiva”, impedir a los pueblos “levantar la cabeza”.
El ministro argentino habló ante un comité de la ONU para analizar los procesos de reestructuración de deuda soberana, creado el año pasado y presidido por el embajador boliviano ante Naciones Unidas, Sacha Llorenti.
Esta comisión nació mientras Argentina luchaba en los tribunales de Nueva York por una demanda planteada por fondos acreedores que compraron deuda soberana en cese de pagos desde 2001 y que no entró en dos planes de reestructuración negociados por Argentina.
Estos fondos reclaman a Argentina unos 1.300 millones de dólares, más intereses, y la Justicia les dio la razón, en un proceso legal que está afectando también la capacidad que tiene Argentina de cumplir con sus actuales compromisos de deuda soberana.
En su exposición, con numerosas referencias históricas y teóricas, Kicillof dijo que confía en que las angustias legales que está enfrentando Argentina en Nueva York sirvan para definir una “arquitectura financiera internacional” que sea “más equitativa”.
“Necesitamos instrumentos más poderosos para discutir las cuestiones de la deuda de los países”, afirmó el ministro.
En su intervención, en una de las salas de la sede de la ONU, Kicillof criticó a los “parásitos especializados” en comprar deuda de países que está en dificultades y dijo que el poder de estos “fondos buitres” se ha vuelto “insoportable”.
Recordó que los problemas legales que enfrenta Argentina ante los tribunales de Nueva York parten del cese de pagos que hubo en 2001, “el más grande en la historia”, que cifró en 81.000 millones de dólares, aunque la gran mayoría de esa deuda quedó reestructurada.
“Este es un problema económico, pero también pone en juego las relaciones entre los países”, dijo el ministro, y pidió que la ONU “se involucre en este problema, le lleve el tiempo que le lleve”.
Añadió que, como parte del litigio que tiene Argentina en Nueva York, nuevas interpretaciones legales que han surgido en ese proceso representan un riesgo para cerca de 900 billones de dólares de deuda soberana emitida en todo el mundo.
“Hay un stock de deuda multimillonaria que puede ser atacado, igual que ha sido atacada Argentina por los fondos buitres”, insistió.
Dijo que, en ese sentido, la ONU está sirviendo como “contrapeso” para definir instrumentos que permitan hacer frente a las acciones de los “fondos buitres”, pero dijo que el proceso será “ largo y complejo ” , aunque espera que el debate llegue a fructificar.
La intervención del ministro argentino fue seguida por un turno de respuestas de representantes de Venezuela, Cuba, Brasil, Sri Lanka, Guatemala y Singapur, que apoyaron en mayor o menor medida los planteamientos de Kicillof.
“No podemos aceptar un embargo de los bienes de un Estado de parte de un grupo de financieros privados”, dijo el representante venezolano, Rafael Ramírez.
“Lo que habría que hacer es cambiar el sistema, (pero) no se puede ser revolucionario tan pronto y a la vez”, afirmó, por su parte, el embajador cubano, Rodolfo Reyes.