Los pasados 12 y 13 de diciembre se produjeron enfrentamientos en Zaria, feudo del Movimiento Islámico de Nigeria (INM) en el Estado de Kaduna (norte), de chiitas partidarios de la instauración de un régimen de estilo iraní en ese estado.
Miembros del movimiento que iban de procesión bloquearon el convoy del jefe de Estado Mayor, el general Tukur Yusuf Buratai, lo que provocó una represión brutal del ejército.
En su informe titulado “Revelemos la verdad sobre los asesinatos ilegales y la disimulación masiva en Zaria”, Amnistía Internacional considera infundada la versión del ejército de que los partidarios del IMN habrían intentado asesinar al general. El grupo chiita, por su lado, desmintió dicha versión de forma categórica.
Su jefe, Ibrahim Zakzaky, y su mujer están encarcelados en Zaria desde entonces. El líder chiita perdió un ojo durante los enfrentamientos, de los que salió parcialmente paralizado.
Según Amnistía Internacional, el ejército reaccionó “ilegalmente” en Zaria, y disparó “a ciegas” contra civiles desarmados. Por su parte, el ejército mantiene que sus tropas reaccionaron de forma apropiada en Zaria, y según dijo el balance de muertos no supera los siete.
“El ejército nigeriano no proporcionó ninguna prueba de sus alegaciones, según las cuales los manifestantes de la IMN habrían intentado asesinar al jefe de Estado Mayor del ejército”, señala la organización, que afirma que “el ejército quemó vivas a varias personas, arrasó edificios y echó los cuerpos en fosas comunes”.
La mayor parte de las pruebas fueron “meticulosamente destruidas” , añade Amnistía, que acusa a los soldados de encubrir la carnicería impidiendo el acceso al lugar. El informe apunta en ese sentido que se transportaron cadáveres, se despejó la zona, se limpiaron las manchas de sangre y se retiraron los casquillos de bala de las calles.
El portavoz de las fuerzas armadas nigerianas, el general Rabe Abubakar, consideró que el documento de Amnistía era “injusto” y se quejó de que el ejército no haya sido consultado antes de su publicación.
“Si tienen pruebas, que las muestren para que todo el mundo las vea”, dijo a la AFP .
El general aseguró que los militares no iban contra “los ciudadanos que respetan la ley”. “Aquellos con quienes nos enfrentamos debían ser criminales o enemigos del Estado”, declaró.
Sin embargo, la semana pasada, un alto responsable regional indicó a la comisión encargada de investigar el incidente que 347 cadáveres, algunos de ellos de mujeres y niños, habían sido enterrados en una fosa común tras los enfrentamientos.
En su informe, Amnistía proporciona imágenes satelitales que muestran el emplazamiento de una “posible fosa común” en la zona de Manda, cerca de la capital del estado, Kaduna, a unos 80 kilómetros de Zaria.
El presidente Muhammadu Buhari se ha comprometido a investigar lo que podrían ser crímenes de guerra, pero “a día de hoy no se ha tomado ninguna medida concreta para poner fin a la impunidad ante estos crímenes”, lamenta Amnistía Internacional.
En Nigeria, los chiitas forman una pequeña minoría en el seno de la comunidad musulmana, por lo esencial sunita, que supone la mitad de la población del país.