Las ciudades en donde hubo más casos con connotación racista fueron Birmingham (centro de Inglaterra), con 5.752 incidentes, y Leeds (norte de Inglaterra) , con 4.690. Por el contrario, la localidad galesa de Camarthenshire fue donde menos se produjeron, con cinco.
En algunas áreas inglesas como Luton, Oldham, Croydon o Bedford, el número de incidentes racistas aumentó un 40 % entre 2008 y 2010.
Las escuelas británicas debían informar de estos incidentes a las autoridades locales, pero en 2011 el gobierno de coalición del primer ministro, David Cameron, suprimió esta obligación y desde entonces la cifra total descendió en 18.996 casos.
A la luz de estas cifras, un portavoz del Ministerio de Educación del Reino Unido afirmó que es necesario “cortar el racismo de raíz en cualquier sitio en el que se produzca, particularmente en los colegios, en donde los niños tienen el derecho de aprender en un ambiente libre de prejuicios”.
Para Sarah Soyei, portavoz de la organización benéfica contra el racismo “Show Racism the Red Card”, estas estadísticas son solo “la punta del iceberg”.
“El racismo es un problema muy frecuente en muchas aulas de todo el país, pero los casos de intimidación racista se contabilizan mucho menos”, aseguró Soyei a la BBC. “A menudo -añadió- los profesores no son conscientes del racismo que existe en sus clases porque las víctimas tienen miedo de contarlo y que la situación empeore”.
En su opinión, algunas áreas están experimentando un aumento de la islamofobia y del rechazo hacia los inmigrantes de Europa del Este y las comunidades gitanas, que alcanza también a las escuelas.