“Los secuestradores no están muy organizados y no tienen medios de transporte, por lo que no irán muy lejos con los rehenes”, aseguró a Efe un alto oficial por teléfono.
El incidente se produjo este martes, cuando hombres armados no identificados secuestraron a los civiles en el eje que separa las ciudades de Buea y Kumba y fueron perseguidos inmediatamente por el Ejército, según informó la Radiotelevisión camerunesa CRTV.
La denominada crisis anglófona -convertida en 2017 en un conflicto armado entre las Fuerzas Armadas de Camerún y grupos separatistas- se mantiene muy presente en el Camerún postelectoral, con episodios violentos en las regiones del noroeste y suroeste.
El presidente de Camerún, Paul Biya, en el poder desde 1982 y que fue reelegido en octubre pasado para un séptimo mandato, hizo de la “unidad nacional” uno de los pilares de su campaña.
En su discurso de jura de cargo, el presidente lanzó un llamamiento a los grupos armados de las zonas anglófonas para que depongan las armas y vuelvan al diálogo.
También nombró el pasado diciembre al diplomático anglófono Joseph Dion Ngute como primer ministro, en un nuevo paso para intentar solucionar la crisis separatista.
En el último año, cientos de personas han muerto como consecuencia de ataques violentos y enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y las milicias separatistas, e instituciones como colegios han sido allanadas.
La violencia y el miedo a la represión del Ejército impidió el pasado 7 de octubre a muchos ciudadanos de las regiones anglófonas ejercer su derecho al voto en las elecciones, con una participación inferior al 6 % en la Región Noroeste y al 16 % en la Región Suroeste.
Camerún fue colonia británica y francesa hasta 1960, cuando se independizó de ambas potencias e instauró un Estado federal que perduró hasta la celebración de un referéndum en 1972, que dio luz verde a su unificación.
El inglés y el francés son idiomas cooficiales y conviven junto a otras 250 lenguas nativas.
El actual conflicto comenzó en 2016, con manifestaciones y huelgas de profesores y abogados que exigían un uso igualitario del inglés en los tribunales y colegios y una mayor representación en el Gobierno.