“Claro que van a venir más movimientos militares”, dijo López a periodistas a las puertas de la residencia del embajador español en Caracas, Jesús Silva, en la que permanece en condición de huésped.
López, que el martes burló la condena de casi 14 años de prisión que cumplía en su domicilio acusado de los hechos violentos durante las protestas antigubernamentales de 2014, acompañó el martes a Guaidó y a más de 20 militares que se pronunciaron en las cercanías de una base aérea contra Maduro.
Ese mismo día también participó de las manifestaciones en el bastión opositor caraqueño de Altamira, pero al caer la tarde se trasladó hasta la residencia del embajador de España, luego de ingresar y abandonar la de Chile. “Créanme algo: la fisura que se abrió el día 30 de abril es una fisura que se va a convertir en una grieta, y esa grieta va a terminar rompiendo el dique”, dijo antes de augurar un cambio de Gobierno en las próximas semanas.
En este sentido, dijo que el último mes sostuvo reuniones en su domicilio “con comandantes, con generales (y) con representantes de distintos componentes” de la Fuerza Armada. “Yo les puedo decir que lo que comenzó el 30 de abril es un proceso que es irreversible”, insistió. “Nos hemos preparado para esto, esto no es improvisado”, dijo en referencia a los planes de la oposición para derrocar a Maduro, y que le costaron un nueva orden de captura que fue emitida por un tribunal de Caracas esta misma jornada.
Con todo, dijo no tener miedo a la cárcel, si bien tampoco espera regresar a estar en confinamiento. “Yo no quiero volver a la cárcel, la cárcel es un infierno, pero también tengo muy claro que yo no le tengo miedo a la cárcel, no le tengo miedo a la cárcel como no le tengo miedo a Maduro, como no le tengo miedo a la dictadura, como no le tengo miedo a ninguna de las armas represivas que tiene hoy Maduro a la disposición”, dijo.
Además, estimó que Venezuela está a solo semanas de un cambio político, pese a que la Fuerza Armada en pleno ha ratificado su subordinación al líder chavista.
Venezuela atraviesa un alto pico de tensión política desde enero pasado, cuando Maduro juró un nuevo mandato de 6 años que no reconocen la oposición y parte de la comunidad internacional, y el jefe del Parlamento, Juan Guaidó, proclamó un Gobierno interino que cuenta con el respaldo de más de 50 países.
En paralelo, la nación sufre la peor crisis económica de su historia, lo que genera cada día protestas para denunciar la severa escasez de alimentos y medicinas y la pésima prestación de los servicios públicos.