Por el momento, la emblemática asociación, integrada desde 1977 por ancianas que buscan a sus nietos, hijos de desaparecidos que fueron apropiados por el régimen y entregados a familias ajenas, no dio demasiados detalles, y emplazó a una rueda de prensa que se celebrará el próximo jueves, a la que acudirá el protagonista.
“El nieto 130 vive fuera de Capital Federal pero tiene la voluntad de estar presente durante el anuncio”, señalaron las Abuelas en un comunicado. “Agradecemos las muestras de afecto y felicidad -por esta tarea que se ha vuelto colectiva- y les pedimos paciencia y prudencia hasta el jueves, que estaremos en condiciones de brindar toda la información del caso”, concluyeron.
La asociación presidida por Estela de Carlotto estima que cerca de 500 bebés fueron robados por la dictadura a sus madres, en su mayoría opositoras al régimen que dieron a luz en centros clandestinos de detención y tortura y fueron desaparecidas para siempre, asesinadas o tiradas con vida, drogadas, al mar.
Según organismos de derechos humanos, el terrorismo de Estado hizo desaparecer a cerca de 30.000 personas, según datos de las organizaciones de derechos humanos.
A mediados de la década de 1980, las Abuelas impulsaron la creación de un banco para almacenar sus perfiles genéticos y garantizar la identificación de sus nietos. En 1987, el Congreso creó por ley el Banco Nacional de Datos Genéticos, que desde entonces se encarga de resolver la filiación de las niñas y niños apropiados durante la última dictadura.
En todo este tiempo, el banco ha ido sumando técnicas avanzadas de identificación genética y forense y en 2009 se sancionó una nueva ley que jerarquizó a la institución.
La última vez que Abuelas de Plaza de Mayo anunció la restitución de identidad de un bebé robado fue en abril pasado, cuando se presentó la historia de la nieta 129, una mujer cuyo padre sobrevivió al terrorismo de Estado.