El presidente François Hollande tiene ocasión de referirse a ese aniversario esta mañana en un discurso en la prefectura de París ante las fuerzas de seguridad que intervienen en el dispositivo antiterrorista y de recordar que la amenaza sigue presente. También servirá para ofrecer más detalles sobre las iniciativas de su Gobierno, incluido el proyecto de ley que se presentará oficialmente en febrero y que endurece el Código Penal contra el crimen organizado y el terrorismo.
Un proyecto de ley que, sobre todo, otorga poderes suplementarios a las fuerzas del orden y a los fiscales para llevar a cabo procedimientos -como registros de domicilios o residencias vigiladas- que ahora necesitan recibir la autorización de los jueces. Hollande también está en el origen de una reforma constitucional para integrar en la Carta Magna disposiciones sobre el estado de emergencia -en vigor desde los atentados de París del 13 de noviembre- y otras sobre la retirada de la nacionalidad francesa a personas condenadas por terrorismo.
El primer ministro, Manuel Valls, insistió ayer en que esa privación de nacionalidad no se practicará en ningún caso a quienes solo gocen de nacionalidad francesa, ya que el derecho internacional impide la creación de apátridas, pero también en que no es una medida discriminatoria que estigmatiza a los binacionales. La retirada de la nacionalidad -según Valls- no menoscaba “el derecho de suelo ni la binacionalidad. Su objetivo exclusivo son los terroristas condenados por crímenes, franceses que han decidido atacar a otros franceses”.
Al margen de esta polémica, los investigadores siguen tratando de determinar quién dio las órdenes en los atentados de enero de 2015 en París que causaron 17 muertos, tanto el ataque contra “Charlie Hebdo” como el asesinato de una policía y de cuatro rehenes en un supermercado judío. Entre los nombres que se sospecha que podían estar detrás de los terroristas, los hermanos Said y Cherif Kouachi -asesinos de “Charlie Hebdo”- y Amedy Coulibaly -el de la agente municipal de Montrouge y del supermercado “Hyper Cacher”- figuran en particular Salim Benghalem y Peter Chérif.
Igualmente sigue habiendo dudas sobre el aprovisionamiento de las armas o sobre los cómplices con que contaron los tres yihadistas, más allá de los cuatro que han sido inculpados por eso.