Está previsto que un tribunal del departamento de Chalatenango (norte) comience mañana miércoles el juicio contra tres militares señalados como responsables del hecho.
"Estamos muy satisfechos con la noticia que, después de 43 años de impunidad, finalmente tendrá lugar la vista pública del caso", dijo el embajador en una conferencia de prensa en el Monumento a las Víctimas de la Guerra Civil en San Salvador.
Para el diplomático, "lograr justicia para el asesinato de los cuatro reporteros es de suma relevancia para los familiares, en primer lugar, pero también para los Países Bajos".
"Esta ha sido una herida abierta para nuestra sociedad, esperamos que con la justicia podamos sanar y cerrar este capitulo. Confiamos en el sistema de justicia salvadoreño", añadió.
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Entre tanto, la activista salvadoreña Ana Julia Escalante señaló en esa misma conferencia de prensa que "la justicia es un derecho humano" y que organizaciones de derechos humanos "tenemos la esperanza y la seguridad que este proceso nos lleve a una verdad jurídica".
"Este juicio es una esperanza para las víctimas que les fue arrebatada la vida", agregó.
El juicio se realizará contra el coronel Mario Adalberto Reyes Mena, quien reside en Estados Unidos y cuenta con una orden de deportación, el general José Guillermo García, exministro de la Defensa Nacional durante los primeros años de la guerra civil, y el coronel Francisco Antonio Morán, exdirector de la extinta Policía de Hacienda.
El Informe de la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas de 1993, que investigó los crímenes de guerra, señala que los periodistas holandeses Koos Jacobus Andries Koster, Jan Corenlius Kuiper Jop, Hans Lodewijk ter Laag y Johannes Jan Willemsen fueron asesinados por orden de Reyes Mena.
El 17 de marzo de 1982 los cuatros periodistas holandeses fueron emboscados y asesinados por miembros del Ejército salvadoreño. A ellos les acompañaban, como guías, cuatro salvadoreños -uno de ellos un menor de 12 años-, quienes eran guerrilleros.
Los holandeses se encontraban en El Salvador en plena guerra civil para documentar los efectos del conflicto en las familias empobrecidas de las zonas rurales del país, a quienes el Ejército acusaba de ser guerrilleras.
Los periodistas se trasladaban de una zona rural de Chalatenango a otra cuando fueron emboscados.