Glass, hombre de negocios de 64 años y uno de los principales benefactores económicos del presidente estadounidense, Donald Trump, hizo estas declaraciones tras realizar una visita de cortesía al primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, al que transmitió su optimismo sobre el resultado de las conversaciones.
El embajador estadounidense, con amplia experiencia en banca de inversión y el sector inmobiliario en su Estado natal de Oregón, considera que las figuras "más brillantes" de ambos países han estado debatiendo cómo mejorar y fortalecer su cooperación y se mostró "muy optimista" sobre los resultados, según declaraciones recogidas por la agencia local de noticias Kyodo.
Durante su reunión de unos 35 minutos, el primer ministro Ishiba le transmitió al diplomático que quiere fortalecer la alianza entre Japón y Estados Unidos y añadió que espera ver "buenos resultados" en todas las materias a analizar, entre ellas la comercial.
Glass, que fue embajador en Portugal durante el primer mandato de Trump entre 2017 y 2021, llegó a Japón la semana pasada tras ser confirmado para el puesto por el Senado a principios de abril.
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El país asiático no es ajeno para el estadounidense, cuyo hijo mayor y su familia, de los tres que tiene, viven en él desde 2017.
Su perfil ha sido valorado por la Casa Blanca como un activo clave para la gestión de relaciones bilaterales con un fuerte componente económico.
Sus comentarios llegan antes de la celebración a finales de mes de la segunda ronda de negociaciones entre Japón y Estados Unidos después de que Washington elevara los aranceles a las importaciones japonesas hasta el 24 % como parte de lo que denomina gravámenes 'recíprocos' a los socios comerciales con los que sostiene déficit o que considera que imponen barreras no arancelarias 'injustas'.
Trump, que tras su regreso a la Cara Blanca en enero ha vuelto a apostar por sus políticas proteccionistas en favor de su agenda 'America First' (Estados Unidos primero), ha elevado los aranceles al acero y el aluminio, así como a la importación de vehículos, el pilar de las exportaciones niponas a EE.UU., alrededor del 30 %.
Las desavenencias comerciales han complicado la relación entre ambos países, incluida la interoperabilidad de sus fuerzas armadas, clave para contrarrestar la influencia de China y el desarrollo armamentístico de Corea del Norte.
"Tengo plena confianza en que seremos capaces de construir un Indopacífico más seguro y pacífico de aquí en adelante", aseguró en este sentido el embajador estadounidense.
Ishiba y Glass coincidieron en seguir reforzando la capacidad de disuasión y respuesta de la alianza, mientras "reducen la carga" de las comunidades locales que albergan las bases estadounidenses, donde destaca la prefectura de Okinawa (sudoeste), con en torno al 70 % de las instalaciones militares estadounidenses en Japón y donde las quejas por ruido e incidentes con su personal son frecuentes.
