"El gobierno anunciado en Damasco fue notablemente similar a su predecesor, al no tener en cuenta la diversidad de Siria, al mantener el control de un solo partido sobre ella y al no brindar una representación justa a todos los componentes del pueblo sirio", afirmó en un comunicado la administración.
Apuntó que estas políticas llevan al país "de nuevo al punto de partida, con un partido monopolizando el poder y excluyendo a los componentes y facciones sirias del proceso político y de la gestión de los asuntos del país", lo cual "contradice" los objetivos y aspiraciones del pueblo sirio.
La autoridad sentenció que "cualquier gobierno que no refleje la diversidad y el pluralismo presentes en Siria no será capaz de gestionar adecuadamente el país y sacarlo de la crisis que sufre", más bien, "profundizará" en ella.
Asimismo, exigió "el fin de las políticas de exclusión y marginación y un cambio hacia la aceptación de todos los sirios, independientemente de su afiliación, religión o secta".
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El nuevo Ejecutivo sirio está compuesto por 23 ministros y con solo una mujer al frente de una cartera, además de una representación simbólica de las minorías religiosas del país, como se abordó en el diálogo nacional celebrado en febrero para delinear la transición.
En el Gobierno hay un ministro de la minoría alauita (que profesa la familia Al Asad), cristiana (la única mujer), un kurdo y un druso, aunque el resto del gabinete son en su mayoría musulmanes suníes y aliados cercanos al presidente interino, Ahmed al Sharaa.
