En un comunicado, esta organización agregó que "más de 1.000 prisioneros militares y civiles sufrían hambre y enfermedades y se encontraban en malas condiciones sin atención médica".
Asimismo, expresó su pesar "por la tortura y el hambre utilizados como medio de represalia contra los prisioneros en los centros de detención de las Fuerzas de Apoyo Rápido en Jartum".
"Un equipo de la red pudo hablar con varios presos, quienes confirmaron que se les priva de sus derechos más básicos, además de las violaciones de las que eran objeto", añadió.
Ante estas circunstancias, la Red de Médicos de Sudán hizo un llamamiento a las Naciones Unidas, a las organizaciones internacionales y locales para que documenten estas violaciones y apoyen a los presos hasta su recuperación.
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"También hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que ejerza presión para obtener apoyo rápido a fin de garantizar que los presos sean tratados de conformidad con el derecho internacional, que protege sus derechos en virtud de la Convención de Ginebra y las Cartas de las Naciones Unidas", agregó.
De acuerdo con la nota, los paramilitares habían llevado a los prisioneros desde varios lugares donde se encontraban detenidos en Jartum hasta Yabal Awliya para su deportación al oeste de Sudán. Sin embargo, el Ejército tomó el control de la zona, obligando a las FAR a huir a través de Yabal Awliya, el que fuera su último bastión en el sur de Jartum.
