Entre enero y diciembre de 2024, obtuvieron la ciudadanía rusa 209.000 personas, un 44,8 % menos que el año anterior y la cifra más baja en los últimos cinco años.
También cayó el número de permisos de residencia, 44.500 temporales, un 50,4 % menos que en 2023, y 214.900 permanentes, un 21,3 % menos.
Interior atribuye la caída a que la mayoría de los residentes de las regiones ucranianas anexionadas recibieron su ciudadanía a través de procedimientos simplificados entre 2022 y 2023, además del "endurecimiento de controles" en materia migratoria.
Sin embargo, estas cifras que se añaden con la anexión son una anomalía en la tendencia.
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Paralelamente, durante el transcurso del mismo año 190.200 personas fueron expulsadas o deportadas del país, lo que supuso un aumento del 31,1 % en comparación con 2023.
"Además, el ministerio del Interior intensificó sus esfuerzos para restringir la entrada al país a ciudadanos extranjeros que incumplían los requisitos de la legislación rusa", describe el informe.
La policía denegó 267.200 solicitudes de ingreso en Rusia, 93.800 más que el año anterior.
Hasta 1.757 personas perdieron su ciudadanía, aunque no se presentan datos de años anteriores.
"Cuando se libra una guerra que aún no ha terminado; cuando se está bajo sanciones; cuando, al menos en Occidente, la palabra 'ruso', así como 'Rusia' se vuelve una palabrota, no se puede confiar en que ahora haya una entrada masiva (de personas)", declaró Konstantin Zatulin, vicepresidente del Comité de la Duma Estatal para Asuntos de la Comunidad de Estados Independientes.
La mayoría de los nuevos ciudadanos provienen de Kazajistán y Tayikistán.
"La gente se indigna por el hecho de que la mayoría de los que se convierten en compatriotas sean tayikos y uzbekos, por lo que en algunas regiones han paralizado los programas de reasentamiento", añadió el diputado.